El tablero del comercio agrícola global se reacomoda. La guerra arancelaria entre Estados Unidos y China sacudió nuevamente los mercados y generó un efecto rebote que podría beneficiar a Sudamérica, donde Argentina y Brasil compiten para abastecer la creciente demanda de poroto de soja del gigante asiático.
La decisión de China de imponer un arancel del 84% a productos estadounidenses y la posterior respuesta de Donald Trump con un 125% sobre importaciones chinas, marcaron un nuevo capítulo en este conflicto comercial. Sin embargo, EE.UU. también suspendió aranceles por 90 días para países dispuestos a negociar, medida que avivó la competencia regional.
Brasil pisa firme, Argentina busca espacio
Actualmente, Brasil domina el comercio de poroto de soja hacia China con más de 73 millones de toneladas exportadas en 2024, mientras que Argentina colocó apenas 3,6 millones. A pesar de esta diferencia, analistas advierten que Argentina aún tiene chances de ganar mercado, aunque con restricciones estructurales.
"China solo compra poroto, no harina ni aceite", explicó el analista Gustavo López, y esto representa una desventaja para la Argentina, que destina entre el 80% y 90% de su producción a la industria aceitera.
La demanda ya se activó
Según López, la reorientación de la demanda ya está en marcha:
Brasil vendió 180.000 toneladas para mayo, 190.000 para junio y otras 200.000 para julio.
Argentina también cerró operaciones, aunque sin detalles precisos. Estimaciones sugieren que sumaría unas 200.000 toneladas entre junio y julio.
Además, las primas FOB muestran el cambio de tendencia: diferenciales de hasta US$ 35 por encima de Chicago para Brasil y US$ 20 para Argentina, como reflejo de la nueva presión de demanda.
¿Ventana de oportunidad o techo estructural?
Desde el sector, se reconoce que la ventana de oportunidad existe, pero también se advierte que Argentina tiene un techo difícil de superar sin cambios internos, como la baja de retenciones o una mejora en la competitividad frente a la industria molinera local.
"Si el precio del aceite y la harina cae, la industria pierde capacidad de pago, y eso habilita a los exportadores de poroto a pagar más. Pero eso genera presión en el mercado interno", advirtió Bruno Todone, analista de A-Z Group.
El sorgo, un comodín inesperado
Una de las alternativas con mayor potencial aparece en el sorgo, utilizado en China para producir una bebida alcohólica tradicional. De los 7-8 millones de toneladas que importa al año, el 80% proviene de EE.UU. Ante los nuevos aranceles, Australia y Argentina surgen como los reemplazos naturales.
"Argentina podría ganar terreno de cara a la próxima campaña e incluso cerrar algunos negocios en la actual", indicó Todone.
¿Qué pasa con el maíz y los precios internacionales?
A diferencia de la soja, el maíz se muestra más estable. Los futuros en Chicago no registraron grandes cambios, aunque persiste una fuerte expectativa en el mercado por las condiciones globales de oferta y demanda.
En cuanto a la formación de precios, los analistas anticipan un comportamiento similar al de la guerra comercial de 2018:
Chicago puede caer, pero las primas de Sudamérica podrían subir, compensando el valor final del grano.
Europa también entra en juego
No solo China está en movimiento. La Unión Europea, que compra entre 13 y 14 millones de toneladas anuales, podría desviarse parcialmente de EE.UU. hacia Sudamérica si la guerra comercial persiste, abriendo otro frente de oportunidades para la región.
Con EE.UU. fuera de juego por los altos aranceles, Sudamérica tiene la oportunidad de liderar el suministro global de soja a China, aunque Argentina deberá sortear sus propios desafíos internos para capitalizar esta demanda coyuntural.