Esto se debe principalmente a los sólidos precios de la categoría vaca china destinada a faena para el mercado asiático, que han permitido mantener valores estables y asegurar volúmenes de exportación significativos. Este sostén fue crucial para contrarrestar los efectos que la baja del consumo per cápita de carne bovina genera en los valores pagados por la hacienda destinada al mercado interno.
Hoy en día, en cuanto a la categoría de vaca faena, somos dependientes de China. Deberíamos apuntar a otros mercados masivos y tratar de llegar a los 200 millones de consumidores ABC1 que tiene China, quienes tienen la capacidad de pagar precios elevados por cortes de alta calidad.
Damos la opinión de un especialista que detalla las distintas circunstancias por las que atravesó estos últimos años.
La ganadería en el inicio del segundo semestre
Fueron años con valores sostenidamente altos, en los que se marcaron precios record, en términos deflacionados, varias veces, y las exportaciones se desempeñaron también en niveles muy altos.
Todo esto a pesar de tres dificultades principales: se volvió a caer en vicios antiguos de intervención de mercado y restricción de exportaciones, el país atravesó una crisis económica importante, con caída de PBI y alta inflación, debidas menos a la postpandemia que a la impericia, y hubo una sequía histórica, prolongada, persistente, que afectó a casi todo el territorio nacional durante tres campañas.
Con respecto a la sequía, la parte llena del vaso es que la reacción de los ganaderos fue completamente distinta a la que tuvieron en circunstancias similares en 2008-2009. En aquel momento, además de la falta de agua, el contexto regulatorio de la ganadería (y de muchas otras actividades) era completamente descorazonador. Por ello, se perdió el 20% del rodeo total, una superliquidación que no tiene antecedentes en el siglo y medio que lleva la actividad.
En esta última ocasión, pese a enfrentar los mismos flagelos, el productor tomó la decisión de preservar sus existencias, a pesar de tener que dedicar ingentes recursos, en una decisión de muy alto riesgo, para darle al ganado la alimentación que no le daba el campo. Y el costo en materia de existencias fue de sólo una fracción de lo que resultó anteriormente.
Cambio de gobierno y de políticas
A partir de diciembre hubo profundos cambios en algunas variables económicas así como en las expectativas. De una inflación descontrolada se pasó a una firme tendencia de reducción, aunque todavía sigue alta en comparación con casi cualquier otro país. De una brecha cambiaria que era un chiste se pasó a otra más tolerable. De un humor social negativo, a otro en el que se quiere confiar.
Las medidas apuntadas a bajar el déficit han impactado en el nivel de actividad. No se podía salir indemne de la situación existente al 10 de diciembre.
Son muchos los compromisos y las promesas para ir hacia un esquema de funcionamiento económico que será favorable para el sector, y para el país en su conjunto.
Mientras tanto, en el sector, producto de la muy alta incertidumbre, se llegó a un precio del novillo, durante la segunda semana de diciembre, que marcó un record absoluto.
Desde aquel nivel se ha perdido casi la mitad, producto de la caída del producto y del poder adquisitivo, la inflación remanente que todavía es alta y las dificultades que enfrenta la exportación.
La foto actual del sector, en esta película de la Argentina, está desarreglada.
Hay inconsistencias entre el precio de la hacienda, el tipo de cambio efectivo, los derechos de exportación que todavía subsisten y los precios internacionales. Todo esto hace que el sector no sea competitivo internacionalmente.
El precio de la hacienda no es bajo pero tampoco se destaca.
El tipo de cambio es bajo de acuerdo a promedios históricos, pero estos han tenido tanta variabilidad que es difícil acordar cuál es su nivel razonable.
Los derechos de exportación están llamados a desaparecer pero mientras tanto pesan en la ecuación, nada menos que en un 9%.
Finalmente, los precios internacionales están en uno de los niveles más bajos de los últimos años.
Acá son varios los mercados que justifican la debilidad de sus precios de compra, con la gran excepción de EE.UU. China, nuestro principal cliente, por lejos, está afectado por distintas circunstancias. La economía dista de crecer como lo hizo durante muchos años. El sector importador tiene que digerir stocks que encuentra más difícil colocar. Brasil sigue demostrando que es un proveedor de lo más competitivo y su principal proveedor.
Hay una crisis lechera que levantó considerablemente la oferta de carne de las vacas que se liquidan. Se recuperó de la crisis de producción de carne porcina, que es la principal consumida. Un dato positivo en este panorama es que China suspendió por seis meses las importaciones de esta especie desde Europa, principal proveedor, en medio de una guerra comercial más amplia.
Pasando revista a los otros mercados relevantes, cada uno tiene su propio problema; Europa tiene una economía que apenas logra crecer; Israel vive en guerra desde hace 9 meses y Chile no está en buenas condiciones económicas y tiene una oferta abultada desde Brasil y Paraguay, con valores de la hacienda mucho más baratos.
Estados Unidos se diferencia ya que está atravesando una fase de muy baja oferta de ganado terminado. Como botón de ejemplo, en las últimas tres semanas, el precio del novillo alcanzó sucesivos records nominales. Esto le permite diferenciarse y ofrecer precios atractivos por sus importaciones.
En forma general, el mundo atraviesa una situación muy conflictiva, con dos guerras de potenciales alcances globales, el avance de partidos de derecha que alientan políticas nacionalistas y proteccionistas, con mínima inclinación por los acuerdos multilaterales en materia de comercio, una competencia entre Estados Unidos y China -ahora se sumó Europa- que sigue escalando.
Mientras tanto, la excesiva faena argentina que caracterizó al año que va de mediados de 2022 a mediados de 2023, comenzó a moderarse y llegó a darse vuelta.
Retrospectivamente, se podría pensar que el fin de la sequía y los cambios políticos impulsaron este movimiento. Pero esto no fue así. Los primeros indicios de ese cambio se observaron en jun'23, cuando todavía no se veía el fin de la escasez hídrica y los pronósticos electorales eran de lo más inciertos.
En consecuencia, los cambios en la evolución de la faena se deben a los propios del ciclo ganadero y al mencionado afán de los productores en apostar al sostenimiento y expansión de las existencias, basado en buenas expectativas hacia el mediano plazo.
Perspectivas a mediano plazo
Con toda la dificultad que suponen los pronósticos acerca de la marcha macroeconómica, se pueden asumir algunos específicos para el sector.
El mundo va a seguir demandando carne vacuna en los niveles acrecentados que tiene hoy y más.
La Argentina puede permanecer entre los principales cinco exportadores mundiales, como lo viene haciendo desde hace pocos años.
Las políticas que apuntan a contener el cambio climático deben favorecer a la ganadería argentina, al menos en términos relativos.
Más allá de las presentes dificultades de la demanda de mercado interno y de exportación, el de hacienda ha demostrado que en el momento menos pensado hay una reacción y recupera parte o todo lo perdido, en muy poco tiempo.
En este año, la menor faena debe ayudar a sostener los valores. Desafíos para el sector
Existe una evolución tecnológica que va tomando cuerpo en la ganadería nacional, que tendrá un impulso extra con el desarrollo de la inteligencia artificial y su aplicación en el sector.
Todo esto hará más fáciles los avances en dos aspectos en que la ganadería está en deuda: la baja tasa de destete promedio y el bajo peso medio de faena.
Independientemente de lo que pase en la economía, mejoras en ambos aspectos, además de ser positivas para el conjunto, serán primordialmente beneficiosas para los productores individuales que los vayan logrando.
En otro orden, conviene aumentar la participación de los cortes de más valor en las exportaciones. Al comparar los precios medios de venta al exterior con los que tienen otros concurrentes, como los Estados Unidos y Australia, se ve todo el margen que se puede extraer.
Acá el desafío principal lo tienen los frigoríficos, a los que se pueden sumar algunos exportadores. El desarrollo de nichos y el marketing tienen un potencial muy importante. A esto, hay que agregar el apoyo queaan se puede recibir del Estado en materia de acuerdos comerciales y sanitarios que mejoren nuestra competitividad y que resultan indispensables.
Autor del trabajo : Miguel Gorelik