El mercado de alquileres agrícolas en Argentina entra en una fase decisiva. Con la cosecha de maíz de primera avanzando sin sorpresas y la soja temprana mostrando vainas con granos de tamaño preocupante, abril abre el telón para las conversaciones por los arrendamientos 2025/26, en un contexto cargado de incertidumbre.
Los operadores del sector deberán sopesar cuidadosamente los factores negativos y positivos que marcarán el rumbo de los contratos. En el plano adverso, pesa fuerte el pobre resultado de la campaña actual, castigada por la sequía y la caída de precios internacionales. A esto se suma la iliquidez de muchos arrendatarios, que ya provocó demoras en los pagos de la última cuota de la campaña vigente.
Un factor adicional de presión es la baja en el precio del maní, que podría reducir el área implantada con este cultivo, restando una opción rentable en muchas zonas.
¿Vuelve el alivio climático?
En la vereda opuesta, asoman algunos signos de alivio para el ciclo 2025/26. Los pronósticos climáticos apuntan a un escenario Neutro o Niño, lo que sugiere mejores condiciones productivas respecto a campañas anteriores. A esto se suma la expectativa de modificaciones en el tipo de cambio y en el esquema de retenciones, que podrían mejorar la competitividad del sector.
Además, los productores mixtos (agro-ganaderos) aparecen como un sostén del sistema. Con mejores precios en carne y leche, y una estrategia que incluye compras de maíz de bajo rinde para silaje, se posicionan mejor para mantener presencia en los campos.
¿Y los contratos? Ajustes inevitables
Las primeras impresiones indican que mantener la misma cantidad de quintales de soja por hectárea que el año pasado ya no alcanza. Con una baja en el precio de la soja en dólares y costos de vida en alza, los propietarios deberán replantear sus expectativas en términos de valor real.
En paralelo, muchos arrendatarios en situación más frágil podrían abandonar los lotes con menor potencial productivo, lo que podría generar una mayor rotación o vacancia de tierras.
Nuevas propuestas, nuevos contratos
Surge también un nuevo perfil de arrendatario: más profesional, con mirada de largo plazo y foco en el manejo sustentable. Estos operadores proponen contratos plurianuales, atados al rendimiento, con compromiso de reposición de nutrientes como fósforo, boro, zinc o calcio, según los niveles de extracción que se registren.
Este tipo de propuesta no solo apunta a ganar estabilidad, sino también a mejorar la salud y productividad de los suelos, un valor creciente en la agenda del agro argentino.
La campaña 2025/26 aún no empezó, pero ya se juega en los escritorios. Entre la desconfianza de corto plazo y las oportunidades de largo plazo, el mercado de arrendamientos rurales se prepara para redefinir reglas, contratos y estrategias.