Desde la Sociedad Rural de Rosario, se emitió un llamado enérgico a los candidatos a la presidencia afirmando que la actividad agropecuaria y las economías regionales, que constituyen la columna vertebral económica del país, se encuentran al borde del abismo.
Se exige que los líderes políticos tomen conciencia de esta situación y se comprometan a implementar los cambios necesarios de manera oportuna. El sector agropecuario, que aporta una parte significativa de las divisas vitales para la economía, tiene el potencial de liderar la recuperación de Argentina si se le brinda el apoyo y la estabilidad necesarios.
La comunidad rural y agrícola clama por un respiro ante tiempos tan inciertos. Sostienen que en el vasto escenario rural argentino, las reservas monetarias y hídricas han llegado a su punto crítico.
En medio de lo que se calcula como el cuarto a sexto año de una sequía implacable, las preocupaciones y desafíos se ciernen sobre los agricultores y ganaderos del país.
A medida que la primavera se establece en el horizonte, el implacable clima seco y la situación económica apremiante siguen acosando a estos sectores, empujándolos al límite y amenazando con la quiebra.
Que la ausencia de lluvias ha dejado a los suelos sin las reservas de agua necesarias para sustentar el potencial de los cultivos de invierno, y esto ha puesto un freno en la siembra de maíz.
En la región núcleo, hasta la fecha, solo se ha ocupado la mitad de los campos destinados a la agricultura. Si las precipitaciones no llegan de manera inmediata, la siembra de soja también se verá comprometida.
Este año, la apuesta se inclinó hacia el trigo en un esfuerzo por recuperar las pérdidas de cosechas anteriores y garantizar ingresos para diciembre. " Lamentablemente, las pérdidas productivas y económicas persisten.
Los campos han sufrido un deterioro generalizado, y esto coincide con un período crítico para los cultivos, el inicio de la floración, momento en el que la demanda de agua es máxima"
"En el sector ganadero, la situación no es menos desafiante. Los pastos naturales no crecen, las napas subterráneas se mantienen en niveles bajos y las lagunas se han secado, dejando los cauces de los arroyos con niveles preocupantemente bajos. Las vacas, en consecuencia, se ven amenazadas, lo que compromete la futura producción de carne y leche.
En la vida en el campo, un antiguo refrán se hace eco: "No llueve pasto". La espera será necesaria incluso después de las lluvias para que el forraje vuelva a la normalidad. Desafortunadamente, los pronósticos a corto plazo no ofrecen alivio a esta angustiosa situación"
"Este año ha sido testigo de una pérdida catastrófica en la producción agrícola, con más del 60% de las cosechas de soja y maíz perdidas. La incertidumbre se cierne sobre la campaña agrícola, y todas las actividades relacionadas con la producción de granos se ven afectadas, sin una previsibilidad clara para el futuro"
Finaliza el comunicado afirmando que pesar de los esfuerzos incansables por mantenerse a flote, la economía inflacionaria ha castigado cualquier intento de planificación, distorsionando los precios relativos y exacerbando la brecha cambiaria. Esto, sumado a la carga impositiva extremadamente alta y las intervenciones del mercado, ha llevado a una descapitalización que está asfixiando a los productores.