En la era de los tractores autónomos, la siembra por GPS y las dosis variables de insumos, el control robótico de malezas aparece como el siguiente gran salto tecnológico en el agro. Y las cifras respaldan esta proyección: se estima que el mercado global de desmalezadoras robóticas alcanzará los 400 millones de dólares en 2025.
Uno de los actores más visibles es John Deere, que invirtió 305 millones de dólares en la empresa californiana Blue River Technology (BRT), creadora de Lettuce Bot. Este sistema identifica plantas en 0,02 segundos y aplica microchorros de herbicida solo sobre las malezas. Esta tecnología, evolucionada en la plataforma See & Spray, reduce el uso de químicos hasta un 90%.
"No es inteligencia artificial; es una memorización extremadamente precisa", define Willy Pell, director de tecnologías emergentes en BRT.
Desde Suiza, ecoRobotix desarrolla un robot solar equipado con GPS, cámaras y sensores que aplica microdosis de herbicida mediante dos brazos robóticos. Según su director comercial, Claude Juriens, es ideal para campos con baja a moderada concentración de malezas y trabaja a una velocidad promedio de 24 metros por minuto.
Aún en fase de prueba fuera de Europa, esta tecnología promete eficiencia, precisión y sustentabilidad.
Empresas como F. Poulsen Engineering (Dinamarca) y Steketee (Países Bajos) apuestan por desmalezadoras con herramientas mecánicas de alta precisión. El Robovator, de Poulsen, combina cámaras de visión y software para trabajar entre plantas con distancias de apenas 10 cm, eliminando hasta el 98% de las malezas en cultivos trasplantados.
En Estados Unidos, Pacific Ag Rentals y Sutton Ag Enterprises comercializan y adaptan estas máquinas para el mercado local, con precios que oscilan entre US$ 100.000 y US$ 230.000, dependiendo del modelo y configuración.
"Un Robovator puede reemplazar a 10 trabajadores, y algunos clientes recuperaron la inversión en apenas seis meses", afirma Bartley Walker, distribuidor exclusivo en EE.UU.
=Con 255 especies de malezas resistentes reportadas en 92 cultivos de 70 países, y sin nuevos modos de acción química en dos décadas, el agro busca alternativas urgentes. Las desmalezadoras robóticas, autónomas o tripuladas, se posicionan como la solución tecnológica más prometedora.
Ya se aplicaron en más de 8.100 hectáreas en EE.UU. y su uso se expande a cultivos de lechuga, sandía, papa y soja, entre otros. La velocidad operativa promedio es de 5 km/h, y los modelos mecánicos pueden trabajar incluso con hileras de 5 cm de separación.