La caída en el consumo interno y de los precios internacionales condicionan a la industria.
Mientras el Gobierno nacional apunta a reordenar la economía a partir de un ajuste en el gasto público, desde los frigoríficos advierten que si bien ese esfuerzo es positivo, generó un impacto negativo en el negocio de la carne vacuna.
En un contexto de elevada inflación, la caída en el poder adquisitivo del salario se reflejó en una caída del consumo. Por el lado de la industria exportadora, el panorama tampoco es alentador, a partir de una baja en los precios internacionales y una demanda China que empieza a ceder.
"Este año caerá la faena y eso significa menos productividad, además, crecen los costos y la demanda perdió poder de fuego por lo que muchas empresas debieron suspender turnos de trabajo", advirtió Daniel Urcía, presidente de la Federación de Industrias Frigoríficas Regionales Argentinas (Fifra).
En este sentido, también remarcó que la situación de los eslabones intermedios de la cadena de valor es "crítica".
El directivo remarcó que comenzaron a percibirse algunos efectos generados por las medidas económicas puestas en marcha por la Casa Rosada, como la baja en la inflación y el riesgo país, además de la respuesta favorable de los mercados.
EL IMPACTO DE LA SUBA DE COSTOS
Además, reconoció que si bien la rueda ganadera sigue girando, existen una serie de variables negativas que impactan sobre todo en los eslabones intermedios del negocio.
De este modo, enumeró problemas como el incremento en los costos de energía, combustibles y salarios, los valores firmes de la hacienda y una demanda -interna y externa- alicaída.
Según consideró Urcía, la caída en el poder adquisitivo del salario puso un techo en la evolución de los precios de la carne vacuna.
"Ante la imposibilidad de trasladar los mayores costos a precios, todas las empresas están ajustando sus costos, suprimiendo horas extras e incluso hay casos de suspensión de algunos turnos de trabajo", remarcó.
Urcía reconoció que para los empresarios, tomar medidas que afecten a su personal es un último recurso.
"La formación de un trabajador de la carne demanda mucho tiempo e inversión pero, es necesario acotar las dotaciones a la nueva realidad productiva para sostener las plantas operativas", admitió.
Ante esta situación, sostuvo que se deben reforzar los controles en materia laboral, previsional, fiscal y sanitaria porque los establecimientos que no cumplen con estos requisitos, representan una competencia desleal para quienes sí están al día con estos aspectos.