El achaparramiento del maíz es actualmente el mayor desafío para los productores maiceros del país. Solamente entre marzo y abril, esta enfermedad provocó una caída de 6,5 millones de toneladas en la estimación de la producción nacional, según datos de la Bolsa de Comercio de Rosario, y no se sabe aún cuánto más afectará al ciclo maicero 23/24.
En plena cosecha del cereal, es tiempo de comenzar a planificar las estrategias de manejo para la próxima campaña, apuntando a reducir la población del vector y el inóculo de la enfermedad. En ausencia del cultivo de maíz, la chicharrita sobrevive migrando a largas distancias, o bien entra en diapausa, pudiendo estar hasta 5 semanas en estado de dormancia en rastrojos de maíz y otros hospedantes, a la espera de nuevas plantas de maíz.
En este sentido, todos los especialistas coinciden en que una de las prácticas más relevantes para romper el ciclo biológico del insecto es justamente la eliminación de los maíces voluntarios o guachos. Es decir, el control de aquellas plantas originadas a partir de espigas rotas que caen al suelo o granos perdidos durante la cosecha y/o su transporte. Estos terminan germinando en los lotes, e incluso en banquinas y áreas urbanas.
El maíz voluntario actúa como un "puente verde" entre una cosecha y otra, albergando tanto al vector, como a los agentes causales del achaparramiento, convirtiéndose en fuente de inóculo. Al alimentarse de una planta contaminada, la chicharrita puede infectarse y transmitir los patógenos responsables de estas enfermedades a otras plantas sanas.
Regulación de la cosechadora, el primer paso para controlar maíces guachos
El control de plantas guachas comienza en la cosecha de maíz de la temporada anterior. Durante este proceso, es crucial una adecuada regulación de la cosechadora para evitar la caída excesiva de granos en el campo y la ruptura y caída de espigas cuyos granos luego germinan de forma escalonada cuando se dan las condiciones adecuadas; por lo que también es importante controlar los lotes posteriormente.
De acuerdo al informe elaborado por los especialistas Juan Pablo Vélez (AGDI Agroeficiencia) y Santiago Tourn (Mecatech Agroconsultora) las prácticas recomendadas para la adecuada regulación de la cosechadora incluyen: la inspección previa estática del cabezal, ajustes del cabezal en el lote, ajuste de sistemas de trilla, separación y limpieza, monitoreo constante, capacitación del personal y acompañamiento técnico especializado.
Control químico de plantas voluntarias
Es importante el control de plantas voluntarias tan pronto como aparezcan. En casos donde la infestación de maíces guachos sea significativa, el uso de herbicidas selectivos como graminicidas es una herramienta efectiva para su control.
Idealmente, el control del maíz voluntario debe realizarse como máximo hasta cuando la planta tiene hasta 3 o 4 hojas. A veces, cuando se da una germinación escalonada, se dejan avanzar más para "aprovechar la aplicación", lo que no se recomienda ya que da la oportunidad al vector de desarrollar una nueva generación.
Así mismo la eficacia del control químico con herbicidas graminicidas también está relacionada con el estado fenológico del maíz, siendo más eficaz cuando se aplica en los primeros estados vegetativos (hasta 3 hojas). Tanto los FOPs como DIMs muestran una eficacia similar en el control hasta el estado vegetativo. En estadios de desarrollo más avanzados, se recomienda preferentemente FOPs, que tienden a presentar una mayor eficacia.
Estos grupos de herbicidas son absorbidos por las hojas, para ser traslocados luego hacia los puntos de crecimiento paralizándolos, y no tienen efecto residual en el suelo. Es importante tener en cuenta que en lotes que vienen de maíces Enlist (resistentes a haloxifop), se debe utilizar alternativas para su manejo. Siempre prestar atención a los principios básicos de la aplicación, como las condiciones climáticas adecuadas, la elección de la boquilla de aplicación correcta, la cobertura de las gotas, la presión, el volumen de caldo, uso de adyuvantes, etc.
El manejo adecuado de los maíces guachos no solo contribuye a la prevención del achaparramiento en el maíz, sino que también puede tener un impacto positivo en la rentabilidad y la productividad de los cultivos. Con una combinación de acciones durante la cosecha y una planificación cuidadosa para la próxima temporada, se puede reducir significativamente el riesgo.