Desde que asumió el cargo el 20 de enero, la administración de Donald Trump ha implementado recortes significativos en el Departamento de Agricultura de EE. UU. (USDA), comenzando con una serie de despidos masivos el 13 de febrero. Estos recortes han dejado a muchos empleados del USDA sin trabajo, entre ellos, personas de diferentes perfiles, desde veteranos militares hasta padres solteros, lo que ha generado una gran incertidumbre sobre el futuro del sector agrícola.
Según ex empleados entrevistados, los despidos están afectando a diversas áreas clave, como la construcción de sistemas de riego, la lucha contra enfermedades invasoras y el apoyo a comunidades rurales de bajos ingresos. Muchos de estos proyectos, que son vitales para el bienestar de los agricultores y las comunidades rurales, se verán retrasados o incluso paralizados de forma indefinida, según los testimonios de los trabajadores.
"Esto está paralizando la agencia", dijo Bryan Mathis, un ex empleado del USDA en Nuevo México. "Esto no solo afecta a los trabajadores, sino que también deja a los agricultores y comunidades rurales sin el apoyo que necesitan."
El impacto de estos despidos se extiende más allá de las familias de los trabajadores. La Asociación Americana de Agricultores (American Farm Bureau Federation) también ha expresado su preocupación por las consecuencias de estos recortes, que podrían afectar la seguridad alimentaria de la nación y las economías rurales. El sector agrícola es vital para EE. UU., y la pérdida de empleados clave en el USDA podría generar un vacío en el liderazgo que podría tomar años en recuperarse.
A pesar de la respuesta enérgica del USDA y de sus esfuerzos por reincorporar a algunos de los empleados despedidos, las consecuencias a largo plazo aún son inciertas. El secretario de Agricultura de EE. UU., Brooke Rollins, afirmó que su departamento ha hecho "restituciones significativas", pero también advirtió que podrían producirse más recortes de personal en el futuro.