El presidente de la Empresa Nacional de Abastecimiento (Conab), Edegar Pretto, anunció que las empresas adjudicatarias presentaban "debilidades" incompatibles con los objetivos del gobierno. "La decisión es cancelar esta subasta y proceder con una nueva, más ajustada, para contratar empresas que puedan entregar arroz de calidad al mejor precio", afirmó Pretto.
El estado de Rio Grande do Sul, responsable del 70% de la producción de arroz en Brasil, sufrió pérdidas significativas debido a inundaciones.
La licitación inicial tenía un valor de R$ 1,3 mil millones (US$ 242,55 millones) para adquirir el 87,79% de las 300.000 toneladas previstas. La transacción enfrentó una feroz oposición de productores locales y políticos de la oposición antes de ser aprobada por los tribunales.
El Ministro de Desarrollo Agrario y Agricultura Familiar, Paulo Teixeira, destacó que Brasil ahora debe preparar una nueva licitación con la participación de la CGU (Contraloría General Federal) y la AGU (Procuraduría General de la República). "La mayoría de las empresas tienen debilidades, pero hay empresas consistentes que participarán en esta subasta cuando se repita", añadió Teixeira.
Además, el ministro de Agricultura y Ganadería, Carlos Fávaro, explicó que la medida fue una decisión de Lula para evitar que estas cuestiones afecten a los más pobres. "El escenario está fijado, tenemos claro que hay que mejorar el aviso público, y la subasta se hará con el conjunto del gobierno para apoyarla, conseguiremos un aviso público más moderno y transparente", subrayó Fávaro.
En este contexto, el secretario de Política Agrícola, Neri Geller, presentó su renuncia debido a un probable conflicto de intereses: FOCO Corretora de Grãos, una de las empresas postoras, pertenece a su ex asesor Robson Almeida de França, quien también es socio de Marcello Geller, hijo del funcionario saliente. Geller argumentó que no había ningún conflicto ya que no trabajaba para el Ministerio cuando su hijo estableció la sociedad.
Fávaro confirmó que aceptó la renuncia de Geller y admitió que, aunque no hubo "ningún hecho que sea deshonroso o que genere algún tipo de sospecha", existía una sensación de malestar en los círculos comerciales de granos.