La yerba mate que se descarta, estimada en más de un millón de toneladas anuales en Argentina, puede ser utilizada para generar carbones activados, elemento clave para el desarrollo de dispositivos de almacenamiento de energía y otras aplicaciones, según una investigación de científicos del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) publicada recientemente en la prestigiosa revista Journal of Environmental Management.
"Hasta ahora nadie había pensado en la potencialidad tecnológica de un residuo tan abundante como la yerba mate en Latinoamérica. Pero pudimos demostrar que esa potencialidad, en realidad, es una oportunidad para la Argentina y la región", indicó a la agencia de difusión de noticias científicas CyTA-Leloir la ingeniera química Florencia Jerez, primera autora del trabaja y quien realiza su doctorado en el Centro de Investigaciones en Física e Ingeniería del Centro (Cificen-Conicet), en la localidad bonaerense de Olavarría.Según Jerez, la yerba mate se puede valorizar de dos maneras: por un lado, a partir de los residuos de la industria yerbatera, como son el polvo, los palos y las hojas que quedan de descarte (unas 140.969 toneladas anuales remanentes en los campos y 24.679 toneladas por año en los molinos).
"Al hacer la infusión con agua se genera un extracto con un elevado contenido de polifenoles, cuyo poder reductor permite reemplazar los químicos sintéticos en la síntesis de óxidos metálicos", describió.
Por otro lado, mencionó que toda la yerba mate que se produce y se descarta una vez consumida permitiría obtener excelentes "carbones activados", para lo cual se la debe someter a un proceso de carbonización a elevadas temperaturas y "activarla" posteriormente con un agente químico.
Los carbones activados son materiales con un elevado porcentaje de carbono en su composición y que, según los diversos procesos a los que se someten, presentan más o menos poros en su superficie.
Además de su uso en baterías y supercapacitores que almacenan energía, se utilizan en filtros de purificación, como desintoxicantes en medicina y en la composición de jabones y cremas cosméticas.
El proceso de "activación" de carbones con la yerba "permitiría tanto aprovechar un residuo ya existente como evitar la necesidad de plantar árboles para luego talarlos, con las consecuencias ambientales de ese procedimiento", graficó Jerez, quien resaltó que a nivel industrial se podría fomentar la instalación de la primera planta regional de ensamblado de supercapacitores con estos carbones activados "yerbateros" como material activo.
"Desde el sector industrial solicitan estimaciones de factibilidad técnica, económico-financiera y medioambiental para evaluar la posibilidad de invertir en la puesta en marcha de una fábrica de carbones activados. Luego de haber evaluado el proceso de síntesis utilizando no sólo residuos de yerba mate, sino también de poda de olivo, bagazo de cerveza, rastrojo de trigo, tallos y hojas de cannabis, entre otros, nuestro equipo está super convencido de que esto es factible desde todos los aspectos", aseguró Jerez, quien desde 2019 desarrolla su doctorado en Ingeniería en el Cificen de Olavarría, en el marco de una beca del Conicet y bajo la dirección de los investigadores Gerardo Acosta, Marcela Bavio y Pamela Ramos, coautores del informe.
En ese contexto, desde 2022, el grupo está abocado a conseguir cómo financiar la instalación de una planta piloto modular móvil.
"Sabemos que esto es el futuro. Cuando consigamos poner a punto la planta piloto, la transferencia a la industria creemos que será muy rápida ya que el sector se encuentra interesado en reemplazar las importaciones por un producto 'made in Argentina'", acotó la científica, que resaltó especialmente que pudo culminar sus estudios secundarios en tiempo y forma gracias a la Asignación Universal por Hijo antes de ingresar a la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires (Unicen), donde cursó toda la carrera gracias a diversas becas de ayuda económica.