De acuerdo al último informe de la Dirección de Informaciones y Estudios Económicos, «si tenemos en cuenta la ratio "consumo de carne bovina/consumo total de carnes", podríamos afirmar que el nominador disminuyó, mientras que el denominador se incrementó, explicando la caída en la participación. Sobre 109,4 kg/hab/año de proteínas animales que consumió el argentino promedio, 47,8 kg/hab/año de carne bovina representaron apenas el 44%, cuando a principios de este milenio representaba entre el 60 y 70%.
1- ¿Qué tan bajo fue el consumo de carne bovina el año pasado?
El promedio nacional de absorción de carne bovina fue el menor en 100 años. De hecho, debemos remontarnos hasta 1920 para encontrar un registro en el que se haya absorbido internamente un menor volumen de carne bovina per cápita. En ese entonces, se había precipitado hacia la baja la ingesta nacional, alcanzando el mínimo histórico de 46,9 kg/hab/año, siendo el menor registro histórico y encontrándose apenas 1 kg por debajo del 2021. Asimismo, si analizamos el consumo histórico (período 1914-2021), la ingesta promedio fue de 73,4 kg/hab/año, mientras que el promedio de los últimos 5 años fue de 54,5 kg/hab/año. Estos guarismos, retratan parcialmente cómo se ha desarrollado el consumo nacional de carne bovina. Debemos tener en cuenta que desde comienzos de los años noventa, no se ha alcanzado un consumo equiparable a nuestro promedio histórico, permitiendo afirmar que la tradicional ingesta de carne bovina ha reducido su peso en las dietas de los argentinos.
2- Estancamiento de la producción y el consumo
Argentina se caracterizó históricamente por sus capacidades ganaderas y por participar activamente del comercio internacional, exportando parte de los bienes producidos internamente. No obstante, desde 1975 hasta la actualidad la producción cárnica bovina se ha mantenido en un rango relativamente estable que va de las 2,5 a los 3 millones de toneladas de carne bovina, con contadas excepciones. De hecho, el 2021 no fue la excepción, contabilizando una producción de algo menos de 3 Mt (equivalente res con hueso), por debajo de los 3,2 Mt del 2020 y cortando así con una racha de 3 años consecutivos donde se había superado el límite superior del rango de 3 Mt.
Respecto al consumo aparente, podemos afirmar que su desempeño se encuentra ligado en buena medida a la producción ya que, desde 1960 hasta la actualidad, sólo en 13 oportunidades estos indicadores se movieron en direcciones contrarias. En otras palabras, sólo en 13 de los últimos 61 años podemos decir que si la producción subió el consumo no tuvo un incremento, y viceversa. Por otra parte, y de forma semejante a lo que sucedió en el caso de la producción, la absorción interna presenta un rango que va de 2 Mt a 2,5 Mt, en donde se situó la mayor parte de los últimos 50 años.
No obstante, la evolución relativa de estos indicadores muestra que a lo largo de la historia se dieron momentos donde la producción y el consumo se distanciaron, y que en estas situaciones se da un incremento en la importancia de la exportación. Desde mediados de la década del sesenta hasta los primeros años de la siguiente, se registraron los mayores promedios anuales de la ratio exportación/producción de nuestro país. En este sentido, en ese entonces se exportó anualmente entre el 25% y el 33,6% de las toneladas de carne bovina que se producían internamente. Asimismo, el consumo per cápita del argentino promedio rondó entre los 60 kg/hab/año y 90 kg/ha/año. Luego, desde 1975 hasta el 2018 sólo se dieron 5 años en los que se superó al 20% de la producción exportada, y en ninguna ocasión se superó el 25% de la misma, al tiempo que en los últimos 3 años (2019-2021) se registraron exportaciones equivalentes del 26 al 28% de la producción por primera vez desde 1973. Asimismo, la tendencia que exhibió el consumo per cápita a lo largo de todo este período fue bajista.
Por otra parte, el estancamiento en la producción de carne bovina en buena medida se encuentra ligada al estancamiento que se ha registrado en el stock bovino de nuestro país. Si bien este indicador ha tenido momentos de alzas y bajas, desde comienzos de la década de 1970 nos encontramos en un rango que va de 50 millones a 60 millones de bovinos de existencias y ello, efectivamente, condiciona las posibilidades de producción nacional.
Al mismo tiempo, si añadimos a la ecuación que la población argentina se ha incrementado a un ritmo estable, obtenemos en el cálculo del consumo per cápita existe un nominador "constante" y un denominador que ha aumentado de manera casi constante. Realizando este mismo cálculo para las existencias de ganado en Argentina tenemos que el ganado bovino per cápita se encontró en el 2021 en el mínimo histórico, alcanzado 1,13 bovinos por persona, al tiempo que en 1977 (momento del máximo absoluto en existencias bovinas con 61 millones de animales) este cálculo arrojaba un resultado de 2,29 bovinos per cápita. A partir de este año, se registró una tendencia negativa que acompañó en buena medida los resultados del consumo por persona de nuestro país.
Como se puede evidenciar, el umbral productivo está dado en buena medida por los niveles de stock y ello condiciona notablemente las posibilidades de consumo en Argentina. Al mismo tiempo, las condiciones socioeconómicas locales han contribuido en la caída de la ingesta de carne bovina que, como dijimos previamente, en el 2021 se ubicó en mínimos desde 1920.
Participación argentina en el comercio exterior
Al igual que sucede con el stock ganadero, las exportaciones argentinas de carne vacuna se han mantenido mayormente estables a lo largo del tiempo, aunque oscilando dentro de un rango relativamente amplio que va de 0,16 a 0,82 millones de toneladas. Sin embargo, cuando comparamos las toneladas 0,74 millones de toneladas exportadas en 2021 con las 0,38 Mt de 1960, se observa que el crecimiento en el comercio exterior asciende al 81% (en otras palabras, no llegó ni a duplicarse). En ese mismo período, países como Brasil e India pasaron de no exportar absolutamente nada a embarcar 2,54 y 1,40 millones de toneladas, respectivamente, en tanto que los despachos de Australia, por ejemplo (país que ocupaba el 2do puesto como principal exportador de carne en 1960, sólo por detrás de Argentina), crecieron casi se multiplicaron por 7 y los de Nueva Zelanda por 4.
De este modo, Argentina cayó del primer puesto como exportador de carne vacuna en 1960 (cuando abastecía cerca del 40% de su demanda internacional) al puesto número cinco en 2021, con una participación del mercado de apenas el 6%. Ya en la década del '70 cedió el liderazgo global como proveedor de carnes a Australia, que se mantiene a la cabeza hasta el 2004. Ese año, Brasil dio el batacazo posicionándose como el país que más carne bovina exportó, posición que mantiene hasta la fecha.
Si nos concentramos específicamente en los países del MERCOSUR, el despegue de Brasil resulta impresionante, tal como se exhibe en el gráfico adjunto. Argentina, como abastecedora del mercado mundial de carne, si bien se mantiene en el segundo puesto ha demostrado un comportamiento errático por los últimos 70 años, quedando en el último puesto entre los 4 países del MERCOSUR seleccionados en incremento porcentual de los despachos mundiales.