La niebla es de los fenómenos atmosféricos que más reducen la visibilidad en carretera. Igual que un aguacero intenso , puede dejar al conductor prácticamente sin campo visual efectivo, con los evidentes riesgos que la situación conlleva.
Pero con estas claves, el riesgo se llevará por lo menos al mínimo posible. Aunque hay veces que, debido a la elevada densidad de la niebla, es mejor parar y esperar a que abra un poco. Y el otoño es una de las estaciones más proclives.
Lo primero es encender las luces antiniebla, con el objetivo de ver y ser vistos. La trasera es obligatoria y la llevan todos los coches y, si el modelo cuenta además con faros de bruma anteriores, también deben conectarse.
Se debe adaptar la velocidad a la visibilidad disponible. Si la niebla es ligera y el conductor tiene todavía perspectiva suficiente, bastará con reducir el ritmo y ampliar la distancia de seguridad de forma proporcional a la pérdida de visión, para contar con tiempo de reacción y, llegado el caso, poder frenar ante un imprevisto.
Si la bruma es más densa, en cambio, hay que extremar las precauciones y reducir drásticamente la velocidad, porque la humedad en suspensión puede comportarse como un muro sólido y el conductor apenas ve unos pocos metros. Y el riesgo de accidente, ante cualquier complicación que pudiera surgir, es elevado.
Y para evitar alcances por detrás, frenar alternativamente, para que las luces parpadeen, ayudará al resto del tráfico a conocer nuestra posición,
Cuando la niebla se haya disipado, eso sí, hay que apagar las luces antiniebla, tanto las anteriores como las posteriores, porque su intensidad lumínica resulta especialmente molesta para los demás conductores,
Bajar las luces y no poner las largas
Este muro de niebla cerrada se comporta como un espejo, y conviene no caer en la tentación de conectar más luces de las necesarias, como las largas, porque el haz se reflejará en la cortina de humedad y, lejos de ayudar al conductor, podría reducir aún más su capacidad visual, llegando incluso a cegarle.
Pero no solo hay que evitar conectar las largas, también sería recomendable bajar un poco las luces de carretera, las de uso habitual, para que no reboten de frente contra el telón de niebla.
Bruma y también lluvia
Si a la bruma se suma también la lluvia y el asfalto está mojado, con una película de agua sobre la superficie (esos tramos en los que la carretera no drena), resultaría también recomendable no conectar las luces de niebla anteriores, porque rebotarán sobre la superficie y, en este caso, podrían deslumbrar a los vehículos que vengan de frente.