La Chacra Aapresid de Justitniano Posse tiene entre sus objetivos adaptar estrategias de manejo que permitan aprovechar al máximo la potencialidad de los ambientes con napa de la zona.
En las últimas campañas ensayaron el impacto del acortamiento de la distancia entre hileras como estrategia para maíz en estos ambientes de alto potencial. "Con la incorporación de una sembradora neumática inicialmente pensada para ajustar distanciamiento en soja, probamos acortar la distancia en maíz de 52 a 40 cm", explicó Julio Perez, productor de la Chacra.
"El fin es conocer el impacto de cambios en el arreglo espacial sobre el rinde, los costos y la colonización de malezas difíciles, que en los últimos años crecieron exponencialmente", explicó el Gte. técnico del proyecto, Franco Bardeggia.
Para lo que es control de malezas, los resultados muestran que achicar hileras (de 52-70 cm a 40 cm) adelanta el momento del cierre del surco hacia V5-V6. Si bien a floración todos los distanciamientos lograron igual porcentaje de cobertura e intercepción, las parcelas sembradas a 40 cm dejaron surcos limpios de malezas.
En cuanto a rinde, los distintos distanciamientos no afectaron esta variable. El especialista Gustavo Maddonni (FAUBA) profundizó sobre las causas detrás de este comportamiento. "El arreglo espacial - dado por la densidad de siembra y el distanciamiento entre hileras - afecta la estructura del cultivo. Esta estructura condiciona la eficiencia de intercepción y uso de la radicación, y por tanto, el rinde".
Acercar hileras debería aumentar la eficiencia de intercepción. Esto se cumple cuando se utilizan bajas densidades. Pero a densidades elevadas - que son las usualmente utilizadas en ambientes de alto potencial -, este aumento en la intersección se evidencia solamente en estadios vegetativos; a floración no se observan diferencias. Al no haber diferencia en captura no hay diferencia en rinde.
En ambientes restrictivos donde se usan menores densidades, el acercamiento de hileras puede incluso afectar negativamente el rinde. "Achicar hileras puede llevar a un mayor consumo de agua en vegetativo y un mayor riesgo de restricción hídrica alrededor de floración".
Por último, se analizó el impacto del achicamiento entre hileras sobre el estado del cultivo a cosecha. "El menor distanciamiento generó plantas más altas, y si bien no hubo problemas cosecha, aquellos lotes que sufrieron alguna tormenta o viento evidenciaron vuelco, quebrado de plantas e incidencia de enfermedades que en algunos caso produjo pérdidas de 400-1500 kg/ha".
Para concluir, Bardeggia explicó que la napa permite estabilizar y aumentar rindes, pero siempre y cuando haya un manejo bien ajustado de variables como el arreglo espacial".