La necesidad de generar liquidez en un contexto financiero y climático restrictivo es la razón que llevaría a una nueva reducción del stock de vientres bovinos durante el próximo año. La conclusión es parte de una nueva edición del Outlook Ganadero que organizó esta semana el Consorcio Regional de Experimentación Agrícola.
En las condiciones actuales se prevé para 2020 una caída superior al cinco por ciento de la cantidad de vacas respecto de 2019, proceso que, si llegara finalmente a consolidarse la presencia de una sequía estival significativa en la mayor parte de la zona pampeana argentina, podría profundizarse, advierten desde la entidad.
"Se están generando las condiciones para que se dé un proceso de liquidación de vientres", indicó José Lizzi, líder del Área de Ganadería de Crea.
La necesidad de vender vientres, ya sea para hacer frente a obligaciones financieras o bien ante la falta de raciones de alimentos provocadas por una sequía, puede generar, en el corto plazo, una oferta adicional de carne vacuna. Sin embargo, ante la menor disponibilidad de terneros, producto de una menor cantidad de fábricas ganaderas o vientres, el proceso derivará de forma inevitable en una restricción de la oferta de hacienda.
"Con los actuales niveles de tasas de destete, proyectamos una reducción del orden de 500 mil terneros por año en el próximo trienio (2020/2022), lo que podría repercutir en una menor oferta de carne", informó Lizzi.
Aclaró que el remedio para neutralizar esa menor oferta de terneros sería promover un aumento del peso medio de faena. "Para eso es indispensable que el ganadero cuente con señales que lo inviten a invertir en la actividad", añadió.
Una eventual recuperación del poder adquisitivo del consumidor permitiría proyectar una mejora de la demanda interna.