En las nuevas oficinas de Puerto Madero, y ya casi oficiando como jefe de Gabinete, Santiago Cafiero (de pie en la foto) se encargó en persona de eyectar a Diego Gorgal del staff de ministeriables de Alberto Fernández. El diálogo fue breve y tenso. Sin demasiadas explicaciones ni intercambio de opiniones. "En la actual situación política, no están dadas las condiciones para que seas ministro", fue la sentencia inapelable de Cafiero.
Gorgal, referente en materia de seguridad del Frente Renovador de Sergio Massa, ya se encontraba trabajando en un borrador sobre la conformación del futuro Consejo Nacional de Seguridad por pedido del presidente electo. El perfil más punitivista, asociado a la doctrina de "tolerancia cero" que aplicó Rudolph Giuliani en Nueva York, no terminó de ser digerido en algunas capas del peronismo más cristinista. En especial de la provincia de Buenos Aires donde Sergio Berni avanzó un casillero para ocupar el Ministerio de Seguridad provincial.
Alberto busca que tanto en el Ministerio de Economía como en el Seguridad haya un trabajo y perfil homogéneo entre los encargados de ejecutar las políticas.
Es decir, la conformación de los gabinetes nacional y bonaerense se retroalimentan en esas áreas en una presunta definición conjunta entre ambas jurisdicciones.
Eso también explica la transitoria entronización de Matías Kulfas, principal interlocutor con Kristalina Georgieva, en detrimento de otros candidatos para Economía como Guillermo Nielsen o Martín Redrado. De hecho, el martes 19 la llamada telefónica de la directora del Fondo Monetario Internacional desde Washington ingresó al celular de Kulfas.
Las posibilidades de Nielsen terminaron de enterrarse esta semana cuando difundió por redes sociales, pese al pedido de Alberto, su exposición sobre la deuda en una seminario organizado en la Embajada argentina en Londres.
El massismo no es el único espacio en estado de hibernación hasta tanto se anuncie el gabinete el próximo 6 de diciembre. El peronismo de los gobernadores PJ también está en cuarentena. Alberto Hensel, el secretario de Minería que Sergio Uñac acercó para sumarse al gabinete nacional, no sería parte del futuro gobierno.
También entró en una zona gris el destino del cordobés Carlos Caserio, quien estaba firme para el Ministerio de Transporte pero por ahora no tiene certezas y podría quedarse en el Senado. Ya sin la jefatura del bloque peronista, unificado bajo las órdenes del fomormoseño José Mayans gracias a la bendición de Cristina. Caserio analiza la posibilidad de volver a ser un senador en el llano y recuerda ahora las advertencias de Juan Schiaretti sobre la genética del poder en el kirchnerismo.
El 6 de diciembre, a cuatro días de asumir, Alberto dará el primer indicio de la estructura de poder en el gabinete. Después de resultar electo, cerca de Fernández aseguraban que habría casi una sobreactuación de autonomía a la hora de designar ministros. Un ejemplo era el eventual desembarco de Gabriel Katopodis, quien apoyó a Florencio Randazzo en las legislativas 2017, en Obras Públicas. Hoy ese esquema parece estar en suspenso.
En Cancillería sigue firme Felipe Solá y también persiste la posibilidad de Jorge Argüello para la Embajada de Estados Unidos. Sin embargo, el primer viaje oficial de Alberto después del 10 de diciembre no sería a Washington sino a Francia y a Italia. El exembajador en Estados Unidos de Cristina trabaja cerca de Martín Guzmán para convencer a Donald Trump de oxigenar al futuro gobierno en la renegociación del pago de deuda ante el FMI. Con Estados Unidos como principal acreedor dentro del organismo multilateral, Argüello junta masa crítica de bonistas americanos para que el nuevo acuerdo con el FMI permita el pago sin quita a tenedores de deuda de ese país.
En Trabajo estará confirmado Claudio Moroni a pesar del rechazo de Hugo Moyano y de un sector de la UIA mientras que para la Agencia Federal de Inteligencia apareció el nombre de José "Pepe" Albistur, amigo personal del presidente electo. En Justicia sigue firme Marcela Losardo, de estrecha confianza del futuro presidente mientras que Legal y Técnica estará ocupado por Vilma Ibarra, otra albertista de la vieja guardia.
Por Ezequiel Rudman