Esta vez la amenaza no es sobre los obreros, sino sobre los trabajos de oficina. La automatización de procesos y la informática en los años '70 reemplazaron a trabajadores manuales, dejando solo las tareas más delicadas y de supervisión en mano de humanos. Ahora, la cuarta revolución incorpora Inteligencia Artificial e Internet de las Cosas, con robótica sofisticada, en reemplazo de muchas de las funciones que los empleados realizaban hasta hoy. Es decir, la cuarta revolución industrial amenaza a los trabajadores que "piensan". Las máquinas transformaron el trabajo humano y lo complementaron, pero no lo reemplazaron. Algunas tareas desaparecieron por completo, como el ascensorista u operador de conmutador telefónico, pero la mayoría de los trabajos se transformó y surgieron nuevos. Esta cuarta revolución industrial impacta en las tareas que las computadoras y la IA pueden hacer mejor, más rápido y con menos errores que las personas. Nadie pensaría hoy en consultar las Páginas Amarillas para buscar un proveedor. Se calcula que un 15% de los trabajos actuales desaparecerán, un 15% de nuevos trabajos surgirán y la mayoría de los trabajos actuales incorporará IA como parte de los procesos normales. La IA despierta sensaciones difíciles de manejar frente al miedo a perder el trabajo. Perder nuestro trabajo libera el terror de perder algo que nos es muy importante porque está ligado a nuestra identidad como personas, lo cual nos asusta, porque representa algo más que perder nuestro sustento. Con el advenimiento de la IA memorizar, calcular, archivar e inferir ya no serán tan importantes: las computadoras con IA harán estas operaciones mejor y más rápido. El acento del trabajo humano debe estar en interpretar y comunicar. El coeficiente intelectual, el IQ, comienza a perder relevancia frente al ascenso de los robots. La IA - el EQ y no el IQ - tomará la delantera. Las cualidades humanas como la creatividad, la empatía, el liderazgo y el trabajo en equipo son las que debemos enfatizar. Jack Ma, el creador de Alibaba, agrega incluso una tercera dimensión de inteligencia. Él la llama LQ, la inteligencia del amor, que no es más que la capacidad de amar al otro y de disfrutar lo que hacemos. Aunque parezca paradójico, la IA forzará a las organizaciones a poner más acento en las cualidades humanas. Se volverá más vital potenciar la empatía, la comunicación, la creatividad y el amor: el EQ y el LQ. Aquí las pymes, en donde las relaciones interpersonales cuentan y pesan, tienen una oportunidad única. Aquí existe (y debemos potenciar) la emoción, la pertenencia, la empatía, la creatividad y la flexibilidad inherentemente humanas. No debemos tener miedo a la IA: la tecnología nos llevará a ser cada vez más humanos. Si en el pasado nuestro trabajo nos definía, tal vez llegó la hora de repensarnos y que sean nuestras cualidades más humanas las que nos definan. El desafío y la gran promesa es que la IA liberará nuestra esencia humana.
Tecno
¿Es la inteligencia articial una amenaza para las pymes?Muchos alertan sobre la amenaza del desempleo masivo por el advenimiento de los avances tecnológicos. Se escucha hablar
de los trabajos que podrían desaparecer en un futuro no muy lejano.
10 Oct 2019
10 Oct 2019