Uruguay tiene suficiente tecnología validada bajo sus condiciones productivas como para aprovechar las oportunidades que están brindando los mercados.
Por eso, el Secretariado Uruguayo de la Lana (SUL), el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (Inia) y el Instituto Nacional de Carnes (Inac), firmaron el primer convenio específico asociado al Módulo de Producción Intensiva de Carne Ovina, instalado en el Centro de Investigaciones "Dr. Alberto Gallinal", en Cerro Colorado (Florida).
La meta del acuerdo es validar protocolos de producción que permitan agregar certificaciones y valorizar las producciones de carne ovina, apuntando a mercados de alto valor o aquellos nichos específicos que mejor pagan el producto. En este caso se apunta a certificar mediante el protocolo Carne Natural Ovina en su alcance Never Ever 3, así como bajo el protocolo de Bienestar Animal Ovino.
Atributos como el bienestar animal y la ausencia de antibióticos durante todo el proceso productivo -protocolo Never Ever 3-, son ampliamente buscados por los consumidores de países del primer mundo e incluso, están dispuestos a pagar precios diferenciales por esos productos. La generación de los millennials -nacidos entre 1983 y principios de 2000- están preocupados por consumir productos con estos atributos.
Las certificaciones apuntarían a valorizar producciones en destinos como Estados Unidos o la Unión Europea -entre otros-, donde van cortes de corderos pesados de alto valor.
En el módulo demostrativo del SUL, se aplica todo el paquete productivo, apuntando a mejorar la rentabilidad del sector. La meta es que este tipo de producciones sean desarrolladas por pequeños y medianos productores ovejeros, porque además de generarles divisas, el ovino sirve para afincarlos en el campo.
Objetivos
Entre los cometidos del acuerdo, figuran: "generar y validar un sistema de producción de carne en escala pequeña que sea productivamente sustentable y sostenible, rentable y que sirva de modelo para productores pequeños y medianos que deseen especializarse en este rubro y en dicha orientación productiva en particular".
A su vez, se apunta a "estandarizar prácticas productivas a través de certificaciones logrando un producto diferenciado con características que le interesan al consumidor actual como la ausencia de antibióticos y contribuyendo al agregado de valor". Cabe recordar que en Uruguay no se utilizan antibióticos, ni anabólicos en la ganadería y su utilización está prohibido por ley, brindando así las máximas garantías a los consumidores.
En el mundo, la generación de bacterias resistentes a los antibióticos, debido al mal uso de estas herramientas terapeúticas, tiene muy preocupada a las autoridades sanitarias, a la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) que regula y establece las normas comerciales sobre el comercio de animales vivos y subproductos, pero también desvela a los consumidores.
El convenio atiende también la necesidad de que la carne ovina uruguaya de alta calidad, se transforme en un producto "de calidad diferenciada, como una herramienta de descentralización de la faena de corderos, que permita la comercialización de esa categoría todo el año". Cabe recordar que los precios del cordero suben de agosto a diciembre y posteriormente afrontan una fuerte baja que desmotiva bastante.