Aunque está fijado por ley que el titular del Ejecutivo bonaerense se debe reunir, por lo menos, dos veces al año con la Mesa Agropecuaria provincial, la reunión de ayer de María Eugenia Vidal con los representantes del campo cobró otra dimensión y no solo por ser la primera del año (y hasta del país), ni por la "longitud" del listado de temas que se pusieron sobre la mesa, sino más bien por las especulaciones sobre la seguidilla de elecciones que hay a partir de ahora. Lo ajustado de las previsiones sobre eventuales resultados, y las especulaciones al respecto hacen que hasta Vidal, sin duda la que cosecha los mayores favores del electorado, aún dentro del oficialismo, se haya arremangado para calmar las inquietudes rurales, con muchas promesas, más tiempo de descuento, y no pocas críticas.
"Todo sea por no perder ni un voto", se escuchó decir cerca de la mandataria, mientras los dirigentes, en especial de CARBAP, famosa por sus planteos fuertes, recitaban los reclamos: obras pendientes de caminos rurales; eliminación de Impuesto Inmobiliario complementario y ley de Herencia; suspensión de embargos a productores de la zona Hinojo-Las Tunas, o temas de la Agencia de Recaudación (ARBA), entre otros, ningún o de los cuales es nuevo, aunque el reclamo sea renovado. También, de rebote, insistieron con el pedido de flexibilizar el peso de faena a nivel nacional (algo que ya lograron las zonas afectadas por los desastres climáticos), aunque sea, para las hembras. "Tenemos quebranto sobre quebranto.
No podemos vender la hacienda, y pagamos tasas exorbitantes por el dinero que tenemos que pedir prestado para cumplir las obligaciones", se quejaban en los pasillo del Museo Ferroviario de Libertador y Callao, donde se realizó el encuentro. Ahora esperan que sea Vidal, como embajadora, la que consigan la flexibilización en el ámbito nacional.
También el Secretario de Agroindustria,
Luis Miguel Etchevehere, debió escuchar reclamos, para peor, de "una astilla de su propio palo". Es que en la Exposición de Comodoro Rivadavia, el vicepresidente de la Sociedad Rural Argentina, Carlos Vila Moret, que también lo secundó en su paso por la entidad señaló, entre otras cosas, al peso de actual de los impuestos.
"La eliminación del exceso de carga impositiva y de burocracia deberían formar una parte esencial del diálogo público - privado", dijo antes de pegar donde más duele: las retenciones y sus consecuencias. "Las retenciones sobre algunas actividades son sinónimo de destrucción de empleo, pobreza, marginalidad, emigración, abandono escolar, desintegración de la cultura del trabajo y de la confianza en las propias posibilidades y capacidades".
Y las crisis reiteradas producen desarraigo que muchas veces termina engrosando las zonas de pobreza y marginalidad de las grandes ciudades", dijo ante un Etchevehere que, seguramente, reconocía muy bien varios tramos del que fuera su propio discurso. Para alivianar, Vila Moret reconoció que "durante 2018 las exportaciones de lanas alcanzaron los 273 millones de dólares, un 27% más que el año anterior y que, de cara a la zafra 2018/2019 estimamos que solo en Chubut se van a producir 15.000 toneladas de lana, en su gran mayoría, finas".
Pero de todo, tal vez el mensaje más contundente fue el referido a las ocupaciones de campos, muy frecuentes en la precordillera."Ante las reiteradas noticias de ocupaciones ilegales, debemos recordar que la propiedad privada es un Derecho, y el Estado y la Justicia deben garantizar que se respete." ? que, si la dirigencia está activa moviéndose ya al ritmo de la política dado que, aunque saben que los escasos recursos se van a priorizar para las elecciones, también son conscientes que al menos por unos meses, todos los políticos le van a "coquetear" al campo en busca de los votos no cautivos, o sea, hoy por hoy la mayoría. Pero también los sectores empresarios se activaron.
Por caso, en el gran Rosario, donde se concentran las principales inversiones agroindustriales, y las grandes exportadoras y aceiteras, el descontento cada vez crece más, debido al llamativo 46% de capacidad ociosa que ostentan las fábricas debido, por un lado, a la menor cosecha del año pasado, pero también al incremento en la exportación de "granos", o "porotos" de soja, especialmente a China, donde son procesados. De hecho, en diciembre pasado, según el INDEC, se exportó grano de soja por 870.000 toneladas (¡¡) contra solo 28.000 toneladas de diciembre de 2017. Es decir, un incremento de 3.007%.
Adicionalmente, dicen que la molienda este año podría caer a solo 35 millones de toneladas, mientras que ya la molienda el año pasado se había reducido 12% con respecto a 2017 (la menor molienda desde 2013) y una merma de 17% con respecto al récord de molienda de 2016.
Los empresarios aducen que la caída del proceso industrial se debe, entre otras cosas, al aumento de las retenciones, a la eliminación/recorte de los reintegros, y a la desaparición del diferencial entre granos y subproductos.
Diario Ámbito Financiero
Por Susana Merlo