En el comercio internacional los espacios hay que ganarlos palmo a palmo. Nadie regala nada. Por eso representa un alivio para la cadena de la soja el acuerdo al que llegaron los industriales, el gobierno argentino y la Unión Europea (UE) para frenar posibles nuevas sanciones al biodiésel argentino.
Con buena parte de los destinos cerrados por sanciones, el mantenimiento de un mercado que el año pasado representó exportaciones por casi 900 millones de dólares por un volumen de 1,3 millones de toneladas de biocombustible sostiene a una cadena que está atravesando un escenario difícil. Para la perspectiva bajista que tienen los precios de la soja mientras siguen las negociaciones entre Estados Unidos y China para evitar una escalada en la guerra comercial, que el biodiésel sea factor de mayor demanda es auspicioso.
Los detalles sobre precios y cantidades acordadas mutuamente no fueron informados, pero el acuerdo permitirá sostener las ventas. En paralelo, la Comisión Europea mantiene la investigación por supuestos subsidios de la Argentina, pero, según explicó la Cámara Argentina de Biocombustibles (Carbio), no tendrá efecto mientras se mantenga el acuerdo.
De todas formas, la industria y la Cancillería rechazan las acusaciones por subsidios y recuerdan que la Argentina ya ganó un panel en la Organización Mundial de Comercio (OMC) por supuesto dumping.
El mercado europeo no es un lecho de rosas. Esta semana la Unión Europea anunció la aceptación del programa de producción de soja de Estados Unidos que permitirá aumentar la exportación de poroto norteamericano al Viejo Continente. Los EE.UU. ya están ganando terreno en la UE con sus exportaciones de soja al caerse el mercado chino.
Hay otro escenario para estar atento. Esta semana el diario brasileño Valor Económico informó que Estados Unidos le pidió a Brasil que le habilite una cuota para exportar trigo sin arancel por 750.000 toneladas a cambio de levantar la sanción que les impuso a las exportaciones de carne a un grupo de frigoríficos.
Según explican los analistas del mercado de granos, ese volumen no representaría un riesgo para las exportaciones de trigo argentino, entre cinco y seis millones de toneladas, que ingresan con arancel cero por el Mercosur. No obstante, de alcanzarse ese acuerdo, sería el primero que reflejara la muy buena sintonía que existe entre los presidentes de Estados Unidos, Donald Trump, y de Brasil, Jair Bolsonaro.
Ambos comparten un perfil curioso en el escenario internacional: se expresan en favor del libre comercio, pero no dudan en aplicar medidas altamente proteccionistas para cuidar a sus sectores internos de la competencia externa. Esa característica tiene un impacto sobre la agroindustria argentina. Las pymes lácteas que exportan a Brasil, por ejemplo, enfrentan controles cada vez más rigurosos en el país vecino por cuestiones sanitarias que ya podrían definirse como barreras paraarancelarias .
Esa combinación de nacionalismo y liberalismo que predomina en EE.UU. y Brasil encuentra a la Argentina en el momento en el que mayor necesidad tiene de encontrarle una salida exportadora a la economía. Debe dejar de depender de los dólares financieros y generar divisas por ventas de bienes producidos localmente.
Esta semana el presidente Mauricio Macri se entusiasmó en un tuit mostrando un frasco de dulce de leche de la empresa San Ignacio exhibido en una góndola de Japón. Una síntesis de un producto que contiene el valor de una cadena que va desde el campo hasta la góndola. Sin embargo, ese mismo producto tuvo problemas para ingresar en Brasil. El entusiasmo es bienvenido, pero todos los organismos del Estado tienen que estar alineados para enfrentar al proteccionismo.
De igual manera, la salida exportadora tardará en encontrarse si no se solucionan los problemas de la macroeconomía. Cada vez más voces se alzan contra las tasas de interés astronómicas que enfrenta la producción. Justamente este será uno de los temas que debatirá una asamblea de productores convocada en Córdoba por la Federación Agraria de Córdoba y la Federación de Cooperativas Federadas (Fecofe) el 12 de este mes en El Tío, Córdoba.
La receta elegida por el Banco Central y el Ministerio de Hacienda para frenar la corrida cambiaria es el apretón financiero. En el corto plazo no parece que este escenario vaya a cambiar, pero el agro está demostrando que es el sector de la economía que más rápidamente reacciona frente a estímulos positivos y contribuye a la recuperación de la actividad. Alguna alternativa para no dejar pasar oportunidades debería encontrarse.
Por: Cristian Mira