En la Unión Europea se proyecta que el ritmo de crecimiento de la producción de leche del bloque se podría reducir a la mitad en la próxima década.
Las previsiones figuran en un informe de proyección de los mercados agrícolas europeos para 2018 a 2030 de la Comisión Europea, que predicen que habrá una mayor demanda de exportaciones de productos lácteos europeos tradicionales, como el queso, ya que la población mundial y los ingresos aumentarán.
Las proyecciones publicadas por el Observatorio de la Cadena Láctea (Ocla) de Argentina resaltan que la producción de leche de UE debería experimentar un aumento moderado en 2018-2030, con un promedio del 0,8% anual. Este crecimiento anual es casi la mitad del registrado entre 2008-2018. La producción se estima en 167 millones de toneladas en 2018, y debería llegar a 182 millones de toneladas en 2030.
El rendimiento de la leche también debería aumentar en 2030, un 17% más que en 2017. Sin embargo, el ritmo de crecimiento será más lento que en décadas anteriores debido a las restricciones ambientales adicionales en la producción lechera.
Otros datos
El comercio mundial en este sector aumentará a un ritmo mucho más lento que en la última década con la UE y Nueva Zelanda dominando el mercado.
Para 2030, la UE podría abastecer a cerca del 35% de la demanda mundial, centrándose cada vez más en productos de valor añadido como los productos ecológicos o aquellos con indicaciones geográficas protegidas.
Se Las exportaciones de queso, manteca, leche desnatada en polvo, leche entera en polvo y suero de leche de la UE aumenten en una media de 330.000 toneladas de leche equivalente al año.
En cuanto al mercado de la UE, se necesitarán cerca de 900.000 toneladas de leche adicional por año para satisfacer el crecimiento de los productos lácteos tradicionales, que son principalmente queso. Por el contrario, se espera que el consumo europeo de leche líquida continúe disminuyendo en la UE.
Las campañas que promueven una menor ingesta de productos lácteos debido a la huella ambiental de los productos pecuarios, así como a un aumento en las declaraciones de intolerancia a la lactosa, tendrán una influencia negativa en el consumo de productos lácteos. Sin embargo, el consumo creciente de comidas preparadas, hamburguesas y alimentos congelados resultará en un mayor uso de ingredientes lácteos, como el queso.