Los cultivos de soja y maíz han sufrido el impacto de la persistencia de los días con lluvias y alta humedad relativa ambiente provocando el deterioro comercial en los granos (manchado y brotado) y más pérdidas por desgrane en soja de primera, por la apertura natural de vainas.
De acuerdo a un relevamiento del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (Inta) en el partido de Chivilcoy, se están evaluando las pérdidas de acuerdo a la mercadería recibida con humedad entre 18 y 21 por ciento, y con granos dañados entre un 15 hasta un 60% en las plantas de acopio locales.
Aparentemente el dañado en soja de segunda es mucho menor, pero con rindes muy magros, se estima entre 300 y 1500 kilos por hectárea. Los datos fueron dados a conocer por el ingeniero agrónomo Antonio Martín, del Inta Chivilcoy.
Antes de las lluvias de abril los rindes estaban entre 4.500 a 6.000 kilos por hectárea para maíz, es decir, un 40 a 50 por debajo del promedio de una campaña normal a buena en la zona.
Igualmente, han sido muy variables, entre los 2.500 (lotes de baja productividad) hasta los 10.000 kilos (lotes de buena fertilidad, buen manejo y aporte oportuno de alguna lluvia). Se ha cosechado un 50 por ciento de la superficie.
Soja de Primera
Con respecto a la soja de ciclo corto, los rindes de alrededor de unos 3000 a 3200 kilos por hectáreas, antes de las lluvias de abril. Hasta el momento se ha levantado aproximadamente un 60 por ciento de la superficie, con rindes variables, entre los 2500 hasta un máximo de 5000 kilos, que corresponde a lotes de mayor fertilidad y lluvias oportunas durante el ciclo del cultivo.
Hay rindes informados de 3500 a 4500 kilos, lo cual indica la plasticidad del cultivo de soja para sortear efectos climáticos adversos. No obstante, se estima que el promedio de la campaña en la zona será de alrededor de los 3500 kilos, con mermas de entre un 25 a 35 por ciento, respecto de una campaña normal.
Soja de Segunda
La soja de segunda está muy afectada por la falta de lluvias y las altas temperaturas del período, con mayor impacto en aquellas sembradas sobre antecesor trigo, y menor impacto en las sembradas sobre cebada. Muchos lotes fueron destinados al pastoreo, ante la falta de recursos forrajeros y la pobre evolución del cultivo.
Con la recuperación de las lluvias de abril en adelante hay cierta expectativa de lograr una "media cosecha" en lotes sobre cebada (1200 a 1500 kilos), pero incierta o pobre en sojas de segunda sobre trigo, que apenas alcanzarían los 500 ó 600 kilos.