La cosecha de soja en la zona núcleo finalizó con un rendimiento promedio de 40,5 qq/ha, alcanzando 17,9 millones de toneladas, pese a la complejidad climática y menor siembra.
Este fin de semana, la región núcleo ha sido nuevamente testigo de precipitaciones, especialmente en su sector oeste, donde la necesidad de agua era más crítica
El Servicio Meteorológico Nacional (SMN) ha emitido una alerta naranja para importantes sectores de la zona núcleo de Argentina, incluyendo Buenos Aires, Santa Fe y Entre Ríos, debido a la previsión de fuertes lluvias y tormentas que se espera persistan durante varios días
La Bolsa de Comercio de Rosario analizó que a pesar de que la región recibió 147 mm -la media de los últimos 30 años-, no se pudo recobrar el rinde perdido por la intensa ola de calor que azotó a la región hacia fines de enero
La soja de primera abarca en esta campaña unas 976.500 hectáreas, muchas de las cuales pudieron revertir "síntomas de déficit hídrico", en tanto las restantes "consolidaron los estados bueno, muy bueno y excelente de los cultivares".
Hace un mes, reinaba el optimismo. Sin embargo, este panorama cambió cuando lo que se anticipaba como una ausencia de lluvias de 10 días se extendió a tres semanas de calor intenso
En un giro crucial para la campaña agrícola, la región pampeana ha sido bendecida con abundantes precipitaciones que han llegado justo a tiempo para frenar el declive de los cultivos de soja y maíz, que estaban siendo golpeados por una sequía inesperada
Los tres últimos ciclos secos dejaron muy poca humedad y sin la presencia de napa útil para los cultivos, lo que subraya la importancia de que continúen las lluvias para sostener la producción agrícola en el país.
Las últimas 24 horas han registrado acumulados significativos en algunas áreas, aunque con una distribución desigual que deja a sectores del oest
e aún esperando por más lluvias.
Noviembre cierra con una noticia alentadora para el sector agrícola argentino: las lluvias, largamente esperadas, finalmente han llegado al oeste de la zona núcleo, un área que ha estado luchando contra severas condiciones de sequía.
La persistente falta de lluvias está dejando sus marcas en los cultivos de trigo en Argentina, con el 15% de los lotes de trigo en la zona núcleo del país mostrando síntomas de estrés hídrico.
Con el regreso de las lluvias, los agricultores vuelven a centrarse en el plan de siembras, tomando decisiones más precisas debido a los precios inferiores en comparación con el ciclo anterior.
Con 120 mm de media, abril era un mes clave -junto con mayo- para recuperar los 150 a 200 mm que faltan en los suelos. Para la región pampeana, abril presenta un rango que va de 10 al 40% de la normal.