Agricultura

Soja 2024/25: menos cosecha, menos molienda.

Pese a la caída proyectada en la industrialización, el país seguirá siendo el principal proveedor mundial de harina y aceite de soja. Qué se espera para el biodiesel y el consumo interno.

Un nuevo ciclo con matices para la soja industrial

El ciclo sojero 2024/25 se perfila con luces y sombras. Aunque la cosecha será menor que la del año pasado, y eso impactará directamente sobre los volúmenes de molienda, la industria aceitera argentina mantendrá niveles de producción por encima de los promedios históricos. Así lo señala un reciente informe de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), elaborado por los analistas Blas Rozadilla y Patricia Bergero.

Con una proyección de cosecha que baja de 50 a 45,5 millones de toneladas -una merma del 9%- y sin el respaldo de mayores importaciones desde Paraguay, el crushing de soja caerá levemente. Se estima que la industria procesará unas 41,5 millones de toneladas de poroto, un 3,5% menos que en la campaña anterior. Sin embargo, ese número sigue siendo un 14% superior al promedio de las últimas cinco campañas.

Aceite y harina: retroceso leve, cifras sólidas

El aceite de soja tendrá una producción estimada en torno a las 8,2 millones de toneladas, unas 400.000 toneladas por debajo del récord alcanzado en la campaña 2023/24. Aun así, la cifra supera ampliamente los registros medios del último lustro.

En el caso de la harina, el subproducto estrella del complejo sojero argentino, la producción alcanzaría los 30,4 millones de toneladas. Representa una caída del 3,6%, pero mantiene a la Argentina firme en su histórico rol de gran exportador mundial.

Exportaciones: el eje que sostiene la balanza

Desde 1996, la Argentina ocupa el primer lugar mundial en exportaciones de aceite de soja, y la nueva campaña no será la excepción. Se prevé que los envíos al exterior ronden los 6,1 millones de toneladas, apenas 290.000 menos que el récord de la temporada pasada. Más de la mitad de esas exportaciones tendrán como destino a India, seguida por Bangladesh, China, Perú y Mozambique.

En cuanto a la harina, la recuperación frente al golpe de la sequía 2022/23 permitirá volver a ocupar el podio del comercio internacional, superando a Brasil. Con 29 millones de toneladas proyectadas para exportación, la soja industrializada argentina seguirá alimentando al mundo. Vietnam, Malasia e Indonesia serán algunos de los destinos más importantes en 2024, junto a mercados tradicionales como Arabia Saudita, Polonia e Italia.

Biodiesel y usos internos: consumo que acompaña

En paralelo, se espera una mayor utilización del aceite de soja en la producción de biodiesel. El volumen destinado a este fin crecería un 19%, alcanzando las 1,4 millones de toneladas, lo que eleva del 14% al 17,5% la proporción destinada a este rubro. Las exportaciones de biodiesel también mostrarían un fuerte repunte, duplicando los envíos de la campaña anterior hasta tocar el millón de toneladas.

El resto del consumo interno, donde se incluyen productos alimenticios, cosméticos y medicinales, demandaría unas 639.000 toneladas.

Por el lado de la harina, el uso interno proyectado también ronda 1,4 millones de toneladas, principalmente como insumo clave en la elaboración de alimentos balanceados para animales.

Panorama general: menos volumen, misma potencia

A pesar del retroceso en los volúmenes generales de procesamiento, el complejo sojero argentino mantiene una estructura fuerte, altamente competitiva y orientada al comercio global. Las condiciones productivas en el país y en Paraguay limitarán la oferta de materia prima, pero la industria logró consolidar un nivel de eficiencia que le permite sostener altos niveles de producción y exportación.

El desafío, como siempre, estará en gestionar las variables externas -precios internacionales, demanda global, clima- sin perder de vista la competitividad interna.