La faena vacuna cayó 3,5% en marzo y se profundiza el freno en la producción de carne
La industria frigorífica argentina cerró marzo de 2025 con una nueva retracción en su nivel de actividad.
Con menor actividad en plantas frigoríficas, producción de carne en retroceso y precios minoristas en ascenso, el sector ganadero atraviesa una etapa de ajuste en medio de la incertidumbre económica
La cadena de la carne vacuna en Argentina cerró el primer trimestre de 2025 con indicadores en retroceso. Según el Informe Económico N° 290 de la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes y Derivados de la República Argentina (CICCRA), en marzo se faenaron 1,024 millones de cabezas, lo que representa una caída interanual del 3,5%, equivalente a 37.290 animales menos que un año atrás.
La industria frigorífica experimentó un descenso del 0,7% frente a febrero, aunque al ajustar los datos por días laborables (marcados por los feriados de Carnaval y del Día de la Memoria), el resultado mejora levemente con un alza del 6,5%. De todos modos, en términos históricos, se trató de uno de los peores marzos en décadas: la faena ocupó el puesto 34 entre los últimos 46 años, ubicándose 7,1% por debajo del promedio para el mes en el período 1980-2024.
Disminuye la faena de vacas y novillitos
La retracción en la actividad se explica, en buena medida, por la menor participación de vacas y novillitos. La faena de machos totalizó 554 mil cabezas, con una merma interanual del 1,3%. Este retroceso se concentró en los novillitos, cuya faena cayó 2,6% (453.800 cabezas), y en los toros, con una baja del 18,9%. En contraste, los novillos mostraron un crecimiento del 9,6%, aportando cierto alivio a la caída general.
En cuanto a las hembras, la faena fue de 469.880 cabezas, un 6,0% menos que en marzo de 2024. La proporción de hembras en la faena total descendió a 45,9%, acercándose al umbral considerado como "sostenible" para el mantenimiento del stock ganadero. Este dato es clave: una faena excesiva de hembras suele anticipar problemas de reposición a futuro. En este marco, la faena de vacas se desplomó 21,8%, mientras que la de vaquillonas creció 5,9%, alcanzando un 29,5% de participación sobre el total faenado, su segundo valor más alto en los últimos nueve años.
Trimestre con caída general de actividad
Durante el primer trimestre de 2025, se faenaron 3,203 millones de cabezas en 353 establecimientos. Esto implicó una baja del 2,4% respecto al mismo período del año anterior y ubicó a la actividad en el puesto 22 entre los últimos 46 años. Si bien el nivel fue levemente superior al promedio histórico del primer trimestre (0,6% por encima del promedio 1980-2024), la tendencia sigue siendo descendente.
De acuerdo al informe, el 77,2% de la faena fue realizado por establecimientos habilitados por el Senasa. La faena promedio por planta fue de 18.440 cabezas en el trimestre, mientras que los otros 219 establecimientos (no habilitados por Senasa) aportaron el 22,8% restante, con un promedio de 3.340 cabezas cada uno.
En términos de género, se faenaron 1,717 millones de machos (-1,4%) y 1,486 millones de hembras (-3,5%). Dentro de las hembras, se repitió el patrón de caída de vacas (-18,9%) y suba de vaquillonas (+7,0%).
Producción de carne en baja
La producción de carne vacuna en marzo fue de 234 mil toneladas res con hueso (tn r/c/h), cifra 2,7% inferior a la de marzo del año pasado. La caída fue atenuada por un aumento en el peso promedio del animal, que subió a 229 kilos (+0,9% interanual). En el acumulado del primer trimestre, la producción totalizó 735 mil toneladas, un 1,8% menos que en igual período de 2024.
Este retroceso en la oferta se combina con una demanda interna debilitada por la pérdida del poder adquisitivo y la volatilidad económica, lo que profundiza las tensiones en toda la cadena cárnica.
El consumo también se resiente
Aunque el informe de CICCRA no detalla el consumo per cápita, los datos de faena y producción, sumados a los aumentos de precios, permiten inferir una caída en el consumo interno de carne vacuna. Esta contracción se ve reflejada en los cambios en la composición del consumo de proteínas, donde el pollo vuelve a ganar protagonismo.
Los precios en góndola no dan tregua
El impacto de la inflación también golpea al consumidor. En marzo, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) del Gran Buenos Aires subió 3,9%, con un incremento del 6,3% en el rubro "Alimentos y bebidas no alcohólicas". Las mayores subas se registraron en verduras (+39,5%) y carnes y derivados (+6,2%).
Dentro del rubro cárnico, el cuadril lideró las subas con un alza del 8,5% mensual, seguido por la paleta (+7,5%), la nalga (+7,1%) y el asado (+4,7%). La carne picada aumentó 4,0% y las hamburguesas congeladas, 2,9%. El pollo entero, en tanto, registró una fuerte suba del 10,4%.
En términos interanuales, los precios de los cortes vacunos subieron en promedio un 61%. El cuadril acumuló un alza del 66,9%, seguido por el asado (+66,0%), la nalga (+64,2%), la paleta (+56,5%) y la carne picada (+50,9%). El precio del pollo aumentó 44,2% y el de las hamburguesas, 40,7%.
Un sector que necesita señales
El informe de CICCRA confirma lo que productores, frigoríficos y comerciantes vienen advirtiendo: la cadena de la carne enfrenta un momento de retracción. A la caída de la actividad y la producción se suma un encarecimiento de los precios al consumidor, que termina afectando tanto al poder adquisitivo como al nivel de consumo interno.
En este contexto, el sector sigue esperando definiciones en materia de política agroindustrial, financiamiento, comercio exterior e incentivos a la producción. La estabilidad macroeconómica será una condición indispensable para que la ganadería recupere previsibilidad y dinamismo.