Migrantes con miedo: suben las remesas a Centroamérica ante posibles deportaciones de Trump
En medio de las amenazas del presidente de EE.UU. de soportar las políticas migratorias, crece el envío de remesas desde trabajadores centroamericanos por temor a ser expulsados. Guatemala, Honduras y El Salvador registran cifras récord.
En tiempos de incertidumbre migratoria, el dinero viaja más rápido que las palabras . Desde que Donald Trump volvió al centro de la escena política estadounidense con promesas de deportaciones masivas , las remesas hacia Guatemala, Honduras y El Salvador se han disparado a niveles récord.
Según datos oficiales de los bancos centrales de cada país, los migrantes centroamericanos están enviando más dinero que nunca a sus familias , motivados por el temor a ser expulsados de Estados Unidos. La razón es clara: si son deportados, ya no podrán manejar sus cuentas bancarias ni vender activos dentro del país norteamericano.
En el caso de Guatemala , las remesas superaron los US$2.000 millones solo en marzo , lo que representa un aumento del 19% interanual y se posiciona como la segunda cifra mensual más alta jamás registrada .
"Muchos migrantes están enviando ahorros anticipadamente. El dinero no se está usando en consumo ni construcción, sino que se está guardando", explicó Álvaro González , presidente del Banco de Guatemala (Banguat) .
En Honduras , las remesas sumaron US$1.600 millones en los primeros dos meses del año, con un salto del 20% respecto al mismo período de 2023 .
Desde el Banco Central de Honduras indicaron que el fenómeno responde al temor creciente frente a las políticas migratorias del gobierno estadounidense y al deseo de los migrantes de proteger el fruto de su trabajo antes de que sea demasiado tarde .
En El Salvador , el patrón se repite: las remesas crecieron un 14% , alcanzando los US$1.400 millones en los primeros dos meses del año.
Las remesas son clave para la economía centroamericana , representando alrededor del 20% del PBI de cada uno de estos países. La mayor parte del dinero proviene de migrantes que trabajan en sectores como la agricultura, la construcción y la restauración , según encuestas oficiales.
"Este incremento no es una buena noticia en sí misma: refleja la vulnerabilidad de millones de familias que dependen del dinero de quienes viven con el temor constante a ser expulsados", comentan analistas regionales.
Desde el exterior, esta situación pone en evidencia la fragilidad de los lazos migratorios entre EE.UU. y Centroamérica. A la vez, confirma que la economía de muchos países latinoamericanos sigue sostenida por las remesas más que por acuerdos comerciales estructurales.
En un año electoral en EE.UU., la política migratoria vuelve a ser una bomba de tiempo. Y los migrantes, una vez más, pagano por adelantado .