En la Patagonia, pastos y arbustos conviven para producir más
Un estudio académico en la estepa chubutense mostró que la producción vegetal se maximiza cuando conviven especies herbáceas y leñosas.
Destacan el rol de la biodiversidad para sostener la economía ganadera de la región.
En muchas zonas áridas del mundo, los arbustos avanzan sobre los pastos, un proceso que amenaza la producción de forraje y la economía de esas regiones. ¿Es posible que pastos y arbustos puedan convivir sin perder productividad? Un estudio de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA) en el sudoeste de Chubut, en la estepa árida patagónica, reveló que los sistemas mixtos -donde coexisten pastos y arbustos- son los más productivos. Advierten que para conservar la productividad del sistema, la clave es preservar la biodiversidad.
"En la vegetación de las regiones áridas del mundo coexisten especies leñosas -los arbustos- y herbáceas -los pastos-. Y la pregunta de la ecología es por qué se da esta 'convivencia', siendo que existen fuerzas naturales que 'empujan' a los sistemas hacia ambos extremos -un arbustal o un pastizal-", comentó Lautaro Nasta, docente de Ecología en la FAUBA.
Según Nasta, esto también sucede en la estepa árida patagónica. Allí, los cambios en la proporción de arbustos y pastos afectan tanto la biodiversidad como la productividad vegetal. "Nuestro objetivo fue entender estas dinámicas tanto desde lo científico como por sus implicancias para la producción ovina, muy importante para la economía de la región", sostuvo Nasta, quien también es becario del CONICET.
"Realizamos un experimento a campo en el INTA de Río Mayo, Chubut, donde removimos pastos o arbustos para generar parcelas dominadas por una única forma de vida -solo pastos o solo arbustos-. Durante cinco años comparamos su producción de biomasa con la de las comunidades mixtas, donde ambas conviven", explicó Lautaro.
Según el investigador, había tres resultados posibles: que todas las comunidades produjeran lo mismo; que alguno de los extremos -arbustal o pastizal- fuera el más productivo, o que la comunidad mixta de pastos y arbustos generara mayor biomasa.
"Encontramos que la productividad de la comunidad se maximiza en el estado mixto, en el que coexisten pastos y arbustos. Concretamente, producen un 70% más. Esto nos llevó a preguntarnos por qué la comunidad mixta producía más que las otras dos", reflexionó.
"Nuestro hallazgo central fue que ese resultado se debió a un proceso que en ecología se llama facilitación. Es decir, los arbustos 'protegieron' a los pastos contra los fuertes vientos, permitiendo que produjeran más biomasa", destacó Lautaro.
Para Nasta, los arbustos, al ser más altos y voluminosos, controlan la velocidad del viento, que en la Patagonia es permanente. "A la altura del estrato herbáceo, cercano al suelo, la velocidad es mucho menor que sobre los arbustos, y eso hace que los pastos usen mejor el agua, estén más verdes y produzcan más biomasa".
Pastoreo, ni mucho ni poco
El trabajo de Lautaro Nasta subraya la importancia de preservar las comunidades de pastos y arbustos en ecosistemas áridos. "Es imprescindible evitar que las comunidades mixtas se arbusticen, ya que la coexistencia es lo que hace máxima la productividad y asegura la provisión de servicios ecosistémicos", aseguró el investigador.
"En la Patagonia, la ganadería es una actividad económica central, y la intensificación del pastoreo puede reducir la calidad del forraje. Las ovejas son muy selectivas y comen solo los pastos más nutritivos, que terminan siendo reemplazados por otras especies. Aun cuando la productividad se mantenga, las nuevas especies no siempre son preferidas", señaló.
Lautaro hizo hincapié en que el manejo del pastoreo implica un equilibrio delicado. "Excluir por completo el ganado también es perjudicial, porque los pastos envejecen, acumulan material muerto y al final producen menos forraje. Una cantidad intermedia de animales por hectárea mantendría la productividad y evitaría la degradación de estos ecosistemas".
Nuevos interrogantes
"Nuestro equipo tiene una ventaja única: datos recolectados por más de cuatro décadas en la estepa. Con esa información, queremos ver cómo los cambios climáticos recientes afectaron la densidad de arbustos y pastos, y su productividad. Es inusual contar con una ventana temporal tan amplia para un mismo lugar", reconoció Nasta.
"Otra línea de trabajo en marcha es experimental. Ya tenemos instaladas en el campo cámaras de calentamiento para ver cómo responden las plantas al aumento de las temperaturas. Esto nos ayudará a entender mejor los efectos del cambio climático", detalló.
A más largo plazo, Lautaro y su equipo planean revisitar parcelas donde realizaron los experimentos de remoción de vegetación. "Queremos ver qué pasó, cómo será el ensamble de esas comunidades tras el disturbio. Claro que siempre dependeremos de tener los recursos para viajar a la Patagonia, pero el esfuerzo valdrá la pena. Las parcelas y el viento seguirán allí", concluyó.
Por: Pablo A. Roset