Alertan sobre la oferta importadora de viviendas prefabricadas de China y EEUU
La Federación Argentina de la Industria Maderera y Afines (FAIMA) advierte sobre una real amenaza hacia la industria nacional de toda la cadena productiva de construcción con madera y muebles.
. Además, es de vital importancia saber que este tipo de paquetes no cumplen con las normativas técnicas del mercado constructivo argentino.
Hace muchos años que trabajamos en el posicionamiento de la madera en Argentina. Hoy, logramos un posicionamiento que ha cambiado radicalmente y nos encontramos en un proceso de crecimiento sostenido, a pesar de las dificultades que se presentan en el camino. Comparado con 10/20 años atrás, se puede observar un cambio significativo en la demanda y en la oferta de construcciones con madera. De hecho, hace algunos años, la madera no era considerada un material de construcción relevante en Argentina y se utilizaba principalmente para elementos decorativos o en construcciones rurales. Sin embargo, debido a la necesidad de construir viviendas más eficientes y sostenibles, la madera es hoy cada vez más popular en la construcción y en otros mercados y rubros.
La madera es una solución potente para la construcción y la arquitectura que permite satisfacer las necesidades de la bioeconomía. Sin dudas es el momento de avanzar hacia la tendencia internacional de la arquitectura sustentable en sus múltiples sistemas y con materiales con menos huella de carbono, que demandan menores recursos y que finalmente logran una vivienda con menor consumo de energía y más amigable con el medio ambiente.
En tal sentido, hoy estamos en un contexto de importación abierto que abre sus puertas, en este caso, a la importación de viviendas prefabricadas desde China y Estados Unidos. Esto plantea un desafío significativo para la industria de la construcción argentina. En los últimos meses, han circulado informaciones sobre la posibilidad de adquirir casas prefabricadas a precios muy bajos en dólares, lo que ha generado preocupación en el sector local. Estas viviendas, en muchos casos, se comercializan como soluciones rápidas y económicas, pero su ingreso masivo al mercado nacional podría impactar negativamente en la industria de la construcción y en los miles de empleos que esta genera.
Uno de los principales riesgos asociados a la importación de viviendas es la falta de garantías, especialmente sobre el cumplimiento con los reglamentos técnicos y normativas de seguridad vigentes en Argentina. La construcción en el país está regida por el Código de Edificación y diversas normativas que buscan garantizar la seguridad estructural, la eficiencia energética y el confort habitacional. Sin un adecuado control regulatorio, podrían ingresar al mercado viviendas que no cumplan con los estándares mínimos de calidad, generando un problema a futuro en términos de durabilidad y mantenimiento.
Es fundamental que se establezcan mecanismos estrictos de certificación para las viviendas importadas, asegurando que cumplan con los requerimientos del Instituto de Normalización y Certificación (IRAM) y los reglamentos del INTI en lo que respecta a resistencia estructural, aislación térmica y seguridad contra incendios, entre otros aspectos. Asimismo, se debe garantizar que estos productos sean inspeccionados antes de su comercialización, evitando la competencia desleal con la industria nacional, que sí está obligada a cumplir con estas normativas.
El sector de la construcción en Argentina no solo es un motor de desarrollo económico, sino también un generador de empleo formal en todo el país. La producción local de viviendas prefabricadas ha avanzado significativamente en tecnología y eficiencia, ofreciendo soluciones habitacionales de calidad y adaptadas a las necesidades climáticas y geográficas del territorio. La implementación de normativas claras y su estricto cumplimiento permitirán que cualquier vivienda, ya sea nacional o importada, garantice las condiciones necesarias para la seguridad y bienestar de sus habitantes.
En este contexto, es clave que las autoridades nacionales y provinciales refuercen los mecanismos de control y certificación, para evitar la proliferación de viviendas que no cumplan con los estándares requeridos. Solo así se podrá garantizar que la importación de soluciones habitacionales no represente un riesgo para los usuarios ni un golpe para la industria local.