Agricultores temen impacto de las deportaciones masivas prometidas por Trump
Donald Trump asume su segundo mandato con una ofensiva migratoria que preocupa al sector agrícola estadounidense
Productores alertan que la expulsión de millones de indocumentados podría causar un colapso en la cosecha de frutas y verduras, aumentar los costos laborales y afectar los precios al consumidor.
Tony DiMare, un destacado productor de tomates de Florida, votó por Donald Trump y apoya muchas de sus políticas, como imponer aranceles a agricultores mexicanos y fortalecer la seguridad fronteriza. Sin embargo, cuando se trata de la promesa de deportar a 11 millones de inmigrantes indocumentados, DiMare lo califica como un desastre para la agricultura estadounidense.
"Debemos asegurar nuestras fronteras, pero necesitamos mano de obra en este país. Sin trabajadores, la agricultura sufrirá enormemente", afirmó. Su familia administra 1.600 hectáreas de cultivos en Florida y California, y depende de una fuerza laboral que, en gran medida, incluye inmigrantes indocumentados.
El Departamento de Agricultura estima que el 50% de los 850.000 trabajadores agrícolas de EE. UU. son indocumentados. Estos empleados esenciales se trasladan con las estaciones para cosechar cultivos como tomates en Florida, frijoles en Carolina del Norte y arándanos en Nueva Jersey.
Una política migratoria agresiva podría aumentar los costos laborales para los agricultores, quienes ya enfrentan competencia con las importaciones más económicas de México y Canadá. En Florida, por ejemplo, las estrictas leyes migratorias del gobernador Ron DeSantis obligaron a los agricultores a contratar trabajadores temporales con visas H-2A, quienes ganan US$16,23 por hora, frente a los US$10 que recibían los indocumentados.
El aumento de los costos laborales se trasladará inevitablemente al consumidor. Productos básicos como los tomates, que actualmente representan 41 centavos del costo de una hamburguesa, verían incrementos significativos.
"Los agricultores tuvieron que dejar que sus cultivos se pudrieran en el campo porque no tenían trabajadores suficientes", explicó DiMare.
Aunque las visas H-2A ofrecen una solución legal para contratar mano de obra extranjera, su proceso es oneroso y lento. Los agricultores deben pagar transporte, alojamiento y trámites, lo que eleva el costo a aproximadamente US$21.250 por trabajador por 125 días de trabajo, según el profesor Philip Martin, de la Universidad de California.
Además, la disponibilidad de trabajadores extranjeros dispuestos a dejar sus hogares por meses ha disminuido, debido a las mejores oportunidades laborales en sus países de origen, como México.
Las redadas en lugares de trabajo, promovidas por la nueva administración, ya han comenzado. En California, agentes de la Patrulla Fronteriza detuvieron a recolectores de naranjas durante la Operación Devolución al Remitente, generando temor en las comunidades migrantes.
René Trujillo, un trabajador guatemalteco en Immokalee, Florida, relató cómo la nueva legislación lo ha dejado sin empleo. "Sin el dinero que les envío a mis padres, no pueden sobrevivir", dijo con desesperación.
Brad Johnston, abogado de Peri & Sons Farms, un importante productor de cebollas, espera que la administración Trump amplíe los programas de visas agrícolas y garantice la disponibilidad de mano de obra. Líderes como el senador Chuck Grassley abogan por permitir que los trabajadores agrícolas permanezcan todo el año en lugar de contratarlos solo por temporadas.
"La agricultura estadounidense depende de los inmigrantes", concluyó Shay Myers, agricultor de tercera generación en Idaho. "Si no solucionamos esto, los cultivos seguirán pudriéndose en los campos".