Oscilaciones térmicas y lluvias desiguales marcarán el inicio de 2025 en Argentina
El primer informe agroclimático del año anticipa altas temperaturas y precipitaciones de variada intensidad, con un panorama desigual para las diferentes regiones agrícolas del país.
El informe de Perspectivas Agroclimáticas de la Bolsa de Cereales, elaborado por el Ing. Agr. Eduardo Sierra, destaca que el inicio de 2025 estará marcado por oscilaciones térmicas significativas y un patrón de lluvias contrastante. Mientras que el norte y algunas áreas del oeste recibirán precipitaciones abundantes, gran parte del centro del país enfrentará un panorama más seco.
Pronóstico de temperaturas
Inicio de la semana: Vientos del sur mantendrán temperaturas por debajo de lo normal en el sur de la región agrícola, con riesgo de heladas localizadas en las serranías bonaerenses y la cordillera.Hacia la segunda etapa: Los vientos del Trópico regresarán con fuerza, impulsando temperaturas máximas superiores a 35°C en el norte y centro-sur del área agrícola, con picos que superarán los 40°C en zonas del Chaco y Paraguay. Las zonas serranas y el Litoral Atlántico serán las únicas con máximas inferiores a 30°C.
Precipitaciones: contrastes marcados
Regiones beneficiadas:El norte del NOA, el norte del Chaco, gran parte del Paraguay y Cuyo recibirán precipitaciones moderadas a muy abundantes (25 a más de 100 mm).Zonas con déficit hídrico: La región pampeana, el centro del país y Uruguay tendrán registros menores a 10 mm, salvo focos con valores moderados.
Impacto en la producción agrícola
El clima anticipado genera desafíos para los productores agrícolas:
Soja de primera y maíz tardío: Estas etapas críticas de los cultivos pueden verse afectadas por el déficit hídrico en el centro del país.Regiones del norte: Las lluvias abundantes podrían favorecer los rendimientos, aunque se deben vigilar las condiciones extremas de calor.
Recomendaciones para los productores
Los especialistas sugieren monitorear las previsiones y ajustar las estrategias de manejo agronómico para optimizar rendimientos y minimizar riesgos. Este panorama inicial establece un escenario donde la gestión eficiente será clave para afrontar las adversidades climáticas.