America Latina

Así evolucionó el riesgo país en Latinoamérica en 2024: Argentina lidera la caída, mientras que Brasil y Venezuela enfrentan desafíos

Durante 2024, el riesgo país de los países latinoamericanos experimentó importantes fluctuaciones, destacándose el dramático descenso en el riesgo país de Argentina, que cerró el 19 de diciembre con un derrumbe histórico de 1.248 puntos.

 En contraste, Brasil vivió una subida de casi 26%, mientras que países como El Salvador y Ecuador lograron avances significativos en sus indicadores.

Argentina: un cambio de rumbo con un fuerte rally en los bonos

Argentina, bajo la presidencia de Javier Milei, vivió una mejora sobresaliente en su riesgo país. Comenzando el año con un nivel de 1.907 puntos, el spread soberano argentino cerró en 659 puntos en diciembre, una caída que refleja la recuperación de la confianza del mercado tras la llegada de un gobierno con una agenda pro-mercado. Esta notable disminución en el riesgo país genera optimismo en los inversores, y abre la puerta a una posible vuelta a los mercados internacionales para la refinanciación de la deuda.

Ecuador y El Salvador: avances importantes en el riesgo soberano

Ecuador, por su parte, también logró mejorar su perfil de riesgo, reduciendo su EMBI de 2.005 puntos en diciembre de 2023 a 1.211 puntos en 2024, lo que refleja el éxito de la gestión económica bajo la administración de Daniel Noboa. Un panorama similar se vivió en El Salvador, que cerró el año con 380 puntos, muy por debajo de los 684 puntos registrados al inicio de 2024. Estos avances en el riesgo soberano se deben a la actitud market-friendly de ambos gobiernos, lo que ha sido muy bien recibido por los inversionistas internacionales.

Venezuela y Bolivia: los peores registros de la región

En el otro extremo de la balanza se encuentran Venezuela y Bolivia, los dos países con los peores niveles de riesgo país en América Latina. El riesgo país de Venezuela se mantiene en cifras alarmantes, alcanzando los 23.351 puntos, el peor registro mundial, debido a la crisis económica y las sanciones internacionales, además de la inestabilidad política del régimen de Nicolás Maduro. Por su parte, Bolivia, bajo la presidencia de Luis Arce, también experimentó un riesgo soberano elevado, con un EMBI de 2.065 puntos, aunque con una leve mejora respecto al inicio del año.

Brasil y México: leves movimientos en los gigantes regionales

En Brasil, la principal economía de Latinoamérica, el riesgo país mostró una subida del 26%, pasando de 200 puntos a 252 puntos en el transcurso del año. Esta subida se produjo en gran parte debido a la caída de los bonos brasileños en el último mes del año, lo que generó incertidumbre sobre la estabilidad económica en el país. Por otro lado, México mostró una ligera mejora, con el riesgo país descendiendo de 340 puntos a 320 puntos al cierre de 2024.

Los bonos más seguros: Uruguay, Chile y Paraguay

En cuanto a los países con menor riesgo país, Uruguay, Chile, Perú y Paraguay continúan siendo los emisores más seguros de la región, con Uruguay liderando con un EMBI de 91 puntos, seguido por Chile con 118 puntos. Ambos países mantienen una percepción positiva del mercado debido a su estabilidad macroeconómica y a la política fiscal responsable. Perú y Paraguay también se ubican en la zona baja del ranking, con 161 y 164 puntos, respectivamente.

El resto de la región

El EMBI de otros países latinoamericanos se distribuye de la siguiente manera:

Costa Rica: 200 puntos

Guatemala: 204 puntos

República Dominicana: 208 puntos

Panamá: 291 puntos

Colombia: 329 puntos

Honduras: 375 puntos

A lo largo de 2024, el riesgo país de Argentina marcó un cambio dramático con la caída de más de 1.200 puntos, reflejando la recuperación económica bajo el gobierno de Milei. Sin embargo, la región sigue mostrando un panorama de desigualdad en términos de solvencia soberana, con países como Venezuela y Bolivia enfrentando una situación complicada, mientras que Uruguay, Chile y Perú se consolidan como los más estables. A pesar de estos avances, la región enfrenta desafíos, y los mercados seguirán evaluando el impacto de las políticas internas y la situación global en la economía de los países latinoamericanos.

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