Sanidad Vegetal

Monitoreo de la Chicharrita del Maíz: Clave para Proteger la Producción Agrícola

Argentina y Uruguay intensifican la vigilancia para frenar al Dalbulus maidis, vector del complejo del achaparramiento del maíz.

En el marco de una temporada clave para la producción agrícola, la Red Nacional de Monitoreo presentó el Informe N° 8 sobre la chicharrita del maíz (Dalbulus maidis), insecto transmisor de enfermedades que amenazan los rendimientos del maíz en Argentina y Uruguay. Entre el 9 y el 22 de noviembre de 2024, más de 434 localidades de ambos países fueron evaluadas mediante trampas cromáticas adhesivas, un método esencial para detectar y controlar esta plaga.

Presencia del Vector: Panorama Regional

Región NOA y NEA: Aunque las capturas se mantienen estables respecto a informes anteriores, factores climáticos como lluvias y temperaturas elevadas podrían incrementar las poblaciones del vector. Se detectó presencia en un 11% de las localidades relevadas, mayormente con registros de hasta 20 adultos por trampa.

Centro Norte y Centro Sur: Estas regiones mostraron un control notable, con el 95% y 99% de localidades sin presencia de la plaga. Sin embargo, se subraya la importancia de mantener el monitoreo, especialmente en cultivos tardíos, para prevenir brotes futuros.

Litoral y Uruguay: Ambas zonas registraron bajas capturas de Dalbulus maidis, pero el informe advierte sobre la necesidad de intensificar las estrategias preventivas debido a la coexistencia con cultivos en desarrollo.

Estrategias de Control

El informe recomienda combinar trampas cromáticas con inspecciones directas en cultivos, complementando así las metodologías actuales. Además, se insta al manejo integrado de plagas (MIP), que incluye el control de maíces voluntarios y medidas específicas para reducir la incidencia del vector.

Conclusión

El monitoreo riguroso y las medidas preventivas son esenciales para enfrentar la amenaza del Dalbulus maidis y proteger la sostenibilidad de la producción de maíz. Instituciones como INTA, SENASA y AAPRESID, junto con actores del sector privado y académico, lideran los esfuerzos para minimizar el impacto de este vector, asegurando un futuro más seguro para el maíz, un cultivo estratégico en la región.