Salida de Diana Mondino de la Cancillería genera sospechas y cambios en el Palacio San Martín
La reciente destitución de Diana Mondino como canciller ha generado sospechas de traición y una ola de incertidumbre en el Palacio San Martín.
Según fuentes internas, Karina Milei y el secretario de Culto y Civilización, Nahuel Sotelo, estaban al tanto de la votación en Naciones Unidas que resultó en el voto a favor de Cuba, un paso que no siguió la línea oficial del Gobierno de Javier Milei y que habría desencadenado la salida de Mondino. Gerardo Werthein, actual embajador en Estados Unidos, se perfila como el sucesor de Mondino, y asumirá formalmente su cargo tras las elecciones estadounidenses, según adelantó el jefe de gabinete Guillermo Francos.
La votación en favor de Cuba fue un tema crítico y, aunque Mondino aseguró haber actuado según una "orden acordada" con el Gobierno, fuentes diplomáticas indican que el presidente Milei mostró un fuerte enojo al enterarse de la decisión, aparentemente a través de su hermana Karina Milei. Esta medida había sido discutida con el "triángulo de hierro" de asesores de confianza del presidente, quienes habían acordado una postura contraria en futuras votaciones. Sin embargo, la acción en Naciones Unidas fue interpretada como una desviación de la línea oficial, lo que generó fricciones y puso en duda la estabilidad de otros funcionarios dentro de la Cancillería.
Además de la salida de Mondino, se espera que más secretarios y subsecretarios sean desplazados en una movida de reestructuración interna. Entre los mencionados figuran Mariano Vergara, subsecretario de Asuntos Americanos, y Marcia Levaggi, subsecretaria de Política Exterior, ambos sospechosos de no seguir estrictamente la línea marcada por el presidente. En tanto, Eduardo Bustamante, vicecanciller recientemente designado, se prepara para asumir funciones de manera temporal hasta la llegada de Werthein.
La reestructuración podría incluir también una auditoría del personal de carrera con el fin de "identificar impulsores de agendas enemigas de la libertad", lo que ha generado inquietud entre los diplomáticos, especialmente aquellos con afinidad por anteriores administraciones. Esta medida, anunciada por el presidente Milei, ha despertado temores sobre posibles represalias y la conformación de una "resistencia interna" frente a estos cambios, especialmente entre los diplomáticos jóvenes que se oponen a las políticas actuales.
La salida de Mondino representa un punto de inflexión en la política exterior argentina, marcando el inicio de un proceso de cambios que busca alinear la Cancillería con las prioridades y enfoques internacionales del Gobierno.