Automotrices argentinas enfrentan múltiples desafíos tras inundaciones en Brasil y caída de demanda
Industria automotriz argentina enfrenta crisis por inundaciones en Brasil, caída de demanda y un dólar desfavorable, impactando producción y exportaciones.
La industria automotriz argentina atraviesa una "tormenta perfecta" agravada por inundaciones en el sur de Brasil, una caída de demanda tanto local como internacional, y un tipo de cambio problemático. Este cúmulo de dificultades ha impactado fuertemente la producción, que registró una baja del 21,6% en el primer cuatrimestre del año en comparación con el 2023, tendencia que parece continuar en mayo.
El panorama para las automotrices es comparativamente tan bajo como los niveles de 2004, post crisis de 2001. Desde el sector automotor se indica que la recuperación de la cadena logística de suministro de componentes tardará al menos dos semanas en normalizarse. Además, General Motors ha anunciado la paralización de su producción por diez días, uniéndose a Fiat y Peugeot del grupo Stellantis, que también enfrentan paradas debido a las secuelas de las inundaciones.
Las firmas automotrices expresan preocupación no solo por los desastres naturales, sino también por la caída en la demanda de mercados claves como Chile, Perú y Colombia. A esto se suma la preocupación por un dólar "atrasado", que no favorece las exportaciones, y las altas presiones impositivas que reducen la competitividad internacional de la industria.
El sector también está en negociaciones con el Gobierno para reducir los plazos de pago para importaciones, que actualmente se extienden hasta 180 días para autos terminados y 120 días para autopartes. Las empresas automotrices buscan mejorar las condiciones para negociar con proveedores internacionales, a la vez que terminan de pagar importaciones realizadas durante la administración anterior.
Un tema crítico en la agenda es el Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI), que está siendo discutido en el Senado Nacional. Las automotrices, junto con la Asociación de Fábricas de Automotores (Adefa) y la Unión Industrial Argentina (UIA), buscan que este régimen también beneficie a los proveedores locales que ya han realizado inversiones y son esenciales en la cadena de suministro.
En este contexto de múltiples desafíos, la industria automotriz argentina busca soluciones coordinadas con el gobierno para asegurar una recuperación eficaz y sostener la competitividad del sector.