Del récord a la cosecha recortada: el optimismo que no dejó ver lo que se vivía en los lotes
Los tres últimos ciclos secos dejaron muy poca humedad y sin la presencia de napa útil para los cultivos, lo que subraya la importancia de que continúen las lluvias para sostener la producción agrícola en el país.
Aunque las expectativas iniciales eran altas para una cosecha de gruesa prometedora, la realidad en los lotes ha demostrado ser distinta, especialmente en la zona núcleo.
La variabilidad climática y las diferencias zonales complican las generalizaciones sobre el estado de los cultivos a nivel nacional. Es crucial discriminar la gruesa por cultivo y por fecha de siembra para obtener un análisis preciso de la campaña 2023/24. Por ejemplo, el maíz de siembra temprana en la zona núcleo ha mostrado un buen desempeño gracias a las precipitaciones que han acompañado su ciclo, a pesar de la falta de reservas de humedad debido a tres Niñas consecutivas.
La falta de humedad y la ausencia de napa útil han dejado a los lotes en una situación crítica, donde es vital la recepción de precipitaciones para el desarrollo de los cultivos. Los mejores ambientes han mostrado una mayor resistencia a esta falta de lluvias y al calor extremo, gracias a factores como la calidad del suelo y el sistema de siembra.
Para el maíz temprano, las lluvias de diciembre y principios de enero han sido cruciales, especialmente durante el periodo de floración. Sin embargo, el maíz tardío y la soja han enfrentado desafíos mayores, con condiciones menos favorables y una desincronización entre las precipitaciones y sus periodos críticos de desarrollo.
En particular, la soja ha sufrido una complicación adicional debido a la desincronización entre las lluvias y su momento clave para definir rendimiento. La realidad de la soja varía significativamente según la calidad del lote, el grupo de madurez elegido y la fecha de siembra, entre otros factores.
La situación es aún más grave para la soja de segunda, que se enfrenta a múltiples desafíos desde su siembra. La falta de lluvias en la región podría deteriorar aún más la situación, pasando de un estado de alerta amarilla a anaranjada, y potencialmente a roja para sojas de segunda y maíces tardíos y de segunda.
Este escenario plantea un desafío importante para los productores, especialmente para aquellos que operan bajo la modalidad de alquiler y que ya vienen de enfrentar campañas desfavorables. La actual cosecha es crucial para comenzar a recuperar la estabilidad financiera del sector.