Productores de EEUU luchan contra los Desafíos del Cambio Climático Adaptando sus Prácticas Agrícolas
El cambio climático está imponiendo retos cada vez más urgentes a los agricultores, como Martin Larsen de Byron, Minnesota, quien se encuentra adaptando sus métodos de cultivo en respuesta a los fenómenos climáticos extremos. De no hacerlo, los agricultores podrían perder sus tierras y sus medios de vida.
Larsen ha señalado que los eventos de escorrentía están ocasionando una erosión significativa en los suelos, lo que podría disminuir la productividad futura de sus tierras de cultivo y limitar la capacidad de absorber las crecientes lluvias intensas. Estos fenómenos climáticos se han vuelto más frecuentes en el Medio Oeste de los Estados Unidos.
Un factor fundamental para los agricultores es comprender la diferencia entre clima y tiempo. El tiempo se refiere a las condiciones diarias cambiantes, como la temperatura, la precipitación y la velocidad del viento, mientras que el clima es un promedio de estos patrones climáticos a lo largo de períodos más extensos, generalmente de 30 años.
El aumento de las temperaturas atmosféricas se relaciona con el aumento de los gases de efecto invernadero en la atmósfera, que atrapan el calor. Este proceso es similar a un automóvil estacionado en verano, en el que la radiación solar queda atrapada, generando calor. La acumulación de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera, principalmente debido a la quema de combustibles fósiles, contribuye al calentamiento atmosférico, un proceso conocido como "forzamiento radiativo".
El calentamiento atmosférico tiene un impacto en la disponibilidad de vapor de agua en la atmósfera, lo que conduce a lluvias más intensas con intervalos más largos entre ellas. Eventos que históricamente presentaban menos de una pulgada de precipitación en 24 horas en verano se han vuelto más intensos y más frecuentes debido a un mayor contenido de vapor de agua atmosférico.
Para afrontar estos desafíos climáticos, los agricultores están diversificando sus prácticas. Martin Larsen y su familia, que han cultivado durante siete generaciones cerca de Byron, Minnesota, han adoptado la labranza cero y una rotación de cultivos que incluye maíz, soja y cultivos de cereales pequeños, como avena y cebada. Esta diversificación les permite mantener la rentabilidad en condiciones climáticas impredecibles.
Además, se están implementando prácticas para mejorar el drenaje de los campos, como la labranza cero y la siembra de cultivos de cobertura. Los agricultores también están explorando el reciclaje de agua de drenaje, que puede capturar agua durante fuertes lluvias para su uso posterior en épocas de sequía.
Otra estrategia consiste en establecer franjas de pradera en los campos. Estas franjas, además de brindar hábitat para la vida silvestre, reducen la erosión del suelo y la escorrentía de nutrientes hacia las fuentes de agua, mejorando la calidad del agua y la productividad agrícola.
El programa CP-43 del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA) brinda incentivos financieros a los agricultores para establecer franjas de pradera. Estas prácticas de conservación agrícola no solo ayudan a proteger el medio ambiente, sino que también pueden resultar en pagos de alquiler anuales y costos compartidos de práctica, así como aumentos en la productividad de los cultivos.
En medio de los desafíos climáticos crecientes, los agricultores están demostrando su resiliencia y adaptabilidad al implementar una variedad de prácticas que les permiten seguir prosperando en un entorno climático cambiante.