Avances Clave en el Control de la Maleza Sanguinaria: Un Desafío para la Agricultura
Un estudio realizado por la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA) revela nuevos conocimientos sobre los efectos del entorno de las plantas madre en la germinación de Polygonum aviculare, una maleza problemática en los cultivos de granos. Estos hallazgos podrían conducir a enfoques de manejo más innovadores y precisos en el futuro.
La maleza Polygonum aviculare, comúnmente conocida como Sanguinaria, ha sido un desafío recurrente para los cultivos de granos en Argentina. En respuesta a esta problemática, la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (FAUBA) llevó a cabo una investigación para analizar cómo las condiciones ambientales en las que crecen las plantas madre afectan la germinación de esta maleza. Los resultados obtenidos podrían allanar el camino para enfoques de control más precisos y novedosos en el futuro.
Rocío Belén Fernández, graduada de la Escuela para Graduados 'Alberto Soriano' (FAUBA), explicó que "Polygonum aviculare es una maleza que suele aparecer en los campos a finales del invierno y principios de la primavera, dispersando sus semillas en otoño. Esto plantea problemas para cultivos como el trigo y la cebada cervecera, entre otros. Por lo tanto, nos propusimos estudiarla para poder predecir su comportamiento y tomar decisiones más informadas sobre su control en los campos".
El proceso de germinación de las malezas es complicado debido a un estado llamado dormición que adquieren las semillas maduras en la planta madre. Las semillas en estado de dormición no responden a estímulos ambientales como la luz y la temperatura, y no germinan hasta que "despiertan". Este rasgo evita que las plántulas emerjan en condiciones desfavorables, como durante las heladas.
La investigación de Fernández se centró en cuantificar este proceso de germinación y explorar cómo las condiciones del ambiente materno influyen en él. Para ello, sembró plantas madres en diferentes momentos: a mediados del invierno y al final de la primavera. Luego cosechó las semillas producidas y analizó su nivel de dormición en el laboratorio.
Los resultados indicaron que las semillas provenientes de plantas que crecen en invierno permanecen en estado de dormición por más tiempo en comparación con las semillas de plantas que crecen en primavera. Esto permite que la nueva generación de plantas emerja en condiciones ambientales más favorables.
Sorprendentemente, cuando Fernández sembró las semillas en el campo, observó que la emergencia de las plántulas no difería significativamente entre los grupos de semillas de invierno y primavera, a pesar de la dispersión en diferentes momentos. Las semillas que provienen de plantas de primavera mostraron una menor dormición y germinaron más rápidamente después de la dispersión, sincronizando su emergencia con las semillas de invierno.
Para unir los datos de laboratorio y campo, Fernández recurrió a la computación y desarrolló modelos de simulación. Estos modelos demostraron que, si las semillas de verano tuvieran la misma dormición que las de invierno, germinarían aproximadamente 30 días más tarde, lo que afectaría su ciclo de vida y producción de semillas.
Según Fernández, estos resultados tienen implicancias significativas en la agronomía. "Creo que este estudio sienta las bases para considerar el ambiente materno de las semillas en la toma de decisiones agronómicas. Esto podría permitirnos predecir el comportamiento futuro de las malezas y desarrollar estrategias de control más efectivas", afirmó.
En colaboración con otros investigadores, Fernández espera seguir analizando estos datos para generar propuestas de manejo que puedan ser implementadas en los sistemas de producción agrícola.