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En medio de la campaña electoral, Tucumán afronta una de las peores cosechas de limón

La bisagra que le dio inicio a la curva descendente de sector comenzó el año pasado con la finalización anticipada de las exportaciones a la Unión Europea y el incremento en dólares de los costos de flete.

Arrancó en Tucumán la que podría ser una de las peores cosechas de limón debido al contexto internacional y a los escenarios locales relacionados con los problemas de la economía derivados del dólar y la sequía

Este combo provocó que para esta temporada 6.000 hectáreas, al menos, ya no se destinarán a fincas de limones y esto implica que se tomará menos manos de obra. 

Una de las primeras consecuencias visibles fue la decisión de las citrícolas Citrusvil, una de las importantes del Noroeste, y San Miguel de no abrir sus empaques para la exportación de fruta fresca. Como consecuencia, 450 trabajadores fueron despedidos.

La bisagra que le dio inicio a la curva descendente de sector comenzó el año pasado con la finalización anticipada de las exportaciones a la Unión Europea (UE), la caída del consumo por la crisis económica en el Viejo Continente debido a la guerra entre Rusia y Ucrania, y el incremento en dólares de los costos de flete marino y los combustibles. 

Estas variables hicieron caer en picada el precio interno por la sobreoferta y provocó que alrededor de 300.000 toneladas de limones se pudrieran en las fincas de Tucumán, Salta y Jujuy. La industrial del limón es central para Tucumán, puesto que todos los años equivale al 50%, al menos, del ingreso en dólares. En 2021 fue equivalente a 600 millones y el año pasado se redujo a 500 millones.

Hernán Salas, coordinador del programa Citrus de la Estación Ex perimental Agroindustrial Obispo Colombres (EEAOC), en diálogo con Ámbito, trazó un panorama incierto para el sector citrícola tucumano, que aporta el 87% de todo el limón que se produce en el país. Algo así como 40.000 hectáreas netas. 

"Por los contextos, nuestro monitoreo nos mostró que fincas de limones se han desmontado para destinarlas a caña de azúcar, en mayor medida, o a granos; pero hay que seguir con los testeos porque es muy posible que haya productores que no tengan recursos para desmontar y abandonen las fincas porque cambiar de rubro también implica una gran inversión. Es decir, a las 6.000 hectáreas que este año ya no se destinarán a s podrían sumarse más". En volumen implicaría que las 2,1 millones de toneladas de limones que se produjeron el año pasado se reducirían a 1,6.

"Lo más complicado es que el retroceso podría acrecentarse en las próximos años. Es lamentable que una actividad pujante encuentre como salida a la crisis la reducción de sus campos, antes que en la apertura de nuevos mercados o hacer más eficiente todo el proceso", reflexionó Salas.

Otra consecuencia inmediata de la crisis afectará de manera directa a la toma de mano de obra. Todos los años se necesitan los brazos de 40.000 cosecheros para levantar la fruta fresca, ya sea para la exportación o para la elaboración de subproductos en las citrícolas. En el escenario actual, se teme que haya una sensible disminución.

"Nos encontramos en medio de la paritaria con el empresariado y estamos pidiendo que garanticen rotación u otra modalidad de trabajo para que el impacto sea el menor posible. Pero es seguro que al reducirse la superficie de fincas y el trabajo en los empaques, eso se traducirá en una menor demanda de compañeros", reconoció a este medio Germán Ferrari, delegado normalizador del gremio del sector, la Unión Argentina de Trabajadores Rurales y Estibadores (UATRE), seccional Tucumán. 

Para amortiguar este efecto, el Ministerio de Trabajo de la Nación, por pedido de gremio, extendió para abril y mayo el Plan Intercosecha para 20.000 beneficiarios. Cada trabajador percibe $ 32.000 y $ 11.000 en una tarjeta del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, con la que solo pueden adquirir alimentos.

La sequía Este panorama complejo se completa con algo que hasta el año pasado no estaba en los planes de nadie: la sequía. Los informes de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres señalan que casi el 100% de los campos fueron afectados por la falta de agua, lo que redujo el tamaño de los limones y la cantidad.

Es decir, mientras en un año normal la cosecha se extendía de fines de febrero a septiembre, este año comenzó en la segunda quincena de abril, aunque no en la totalidad de los campos, y se prevé que finalice a fines de julio. Casi tres meses menos de actividad.

"Si se sostiene las lluvias podría revertirse en algo la situación pero en breve comenzará el frío. Ni hay dudas que será un año nefasto para muchos productores", señaló Salas, el coordinador del programa Citrus de la EEAOC.

La situación se produce en un contexto de campaña electoral, los tucumanos irán a las urnas el próximo 14 de mayo, por lo que es seguida de cerca por el Gobierno tucumano por las consecuencias que podría generar, ante el malestar creciente en un sector de cosecheros del limón porque la paritaria aún no se acordó. 

Por ahora, el gobernador Juan Manzur firmó el decreto que declara la emergencia agropecuaria por la sequía que contempla beneficios para los campos con limón, soja, caña de azúcar, maíz, sorgo y la actividad ganadera. 

Este lunes, además, la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación oficializó, mediante la Resolución 138/2023, los requisitos para que las economías regionales se sumen al Programa de Incremento Exportador, conocido como "dólar agro". El empresariado tucumano del citrus venía reclamando ambas medidas.

Este panorama complejo se completa con algo que hasta el año pasado no estaba en los planes de nadie: la sequía.CONTEXTO. El sector citrícola tucumano aporta el 87% de todo el limón que se produce en el país. Hay 6.000 hectáreas que este año ya no se destinarán a la producción, y podrían sumarse más.