Caen exportaciones de harina de soja y afectan ingreso de divisas
Es el principal producto que exporta el país. En 2022 representó u$s 12.000 millones y más de 25 millones de toneladas. Para febrero se anotaron envíos por sólo 0,6 millones de toneladas.
El magro ingreso de divisas del campo en enero, de apenas u$ss928 millones, estuvo fundamentado por la caída productiva de la cosecha de trigo que significó menos exportaciones y por el descenso en la comercialización de soja luego de las dos ediciones del Dólar Soja lanzadas en 2022, pero a este contexto se le suma un ingrediente más.
En el primer mes del año las exportaciones de harina de soja, el principal producto que exporta Argentina con más de u$s12.000 millones y 25 millones de toneladas sólo durante el año pasado, sumaron solo 1,06 millones de toneladas, lo que marca un retroceso interanual del 22%.
Además, las proyecciones para febrero marcan otra fuerte caída que indefectiblemente marcaría un menor ingreso de dólares frescos por parte del sector agroexportador.
Los datos son contundentes y dejan más que un indicio de lo que deberá afrontar la economía durante el segundo mes del año. Según detallan desde la Bolsa de Comercio de Rosario, la programación de embarques de harina para febrero es de alrededor de 0,6 millones de toneladas hasta el momento, aunque aún con tiempo de que se anoten más embarques.En otro contexto, a principios de febrero del año pasado la carga en buques programada a la fecha superaba ya el millón de toneladas. Estos números están aún más lejos de las 1,8 millones de toneladas de harina exportadas en febrero pasado y del promedio de 1,7 millones de toneladas de los últimos cinco años.
Respecto a los precios, la entidad rosarina destaca: "El escenario actual de Argentina es el principal driver que está presionando los precios al alza. El USDA en ene ro disminuyó la perspectiva de exportaciones de harina de soja en 1,1 millones de toneladas hasta 26,5 millones de toneladas y lo compensó con Brasil.
No obstante, es probable que siga cayendo la proyección de procesamiento y exportaciones, dado que el USDA está estimando una cosecha de soja (45 millones de toneladas) muy por encima de lo que proyectamos desde la Bolsa de Comercio de Rosario (37 millones de toneladas).
Es interesante señalar que el último reporte del Foreign Agricultural Service del USDA, desde su oficina en Buenos Aires, estima una producción de 36 millones de toneladas para la soja argentina 2022/2023 (esta cifra no es la oficial del USDA).
La recuperación en las importaciones desde Paraguay, serían un contrapeso ante la menor disponibilidad de grano en nuestro país".
A su vez, en cuanto a Brasil, va a aumentar su producción de soja en 23,5 millones de toneladas, por lo cual podría compensar parcialmente la menor oferta desde Argentina.
No obstante, el aumento de crush en Brasil está llegando a un límite dada la capacidad instalada actual, por lo cual el pase de exportaciones en grano a subproductos es limitado.
Mientras tanto desde la industria del crushing de soja advierten que las menores ventas de soja por parte del productor también están influyendo fuerte en la capacidad de procesamiento.
En diciembre la capacidad ociosa alcanzó el 55% cuando un mes antes había sido del 50%. A su vez para este 2023 el gran escollo a sortear no solo será el volumen de soja que Argentina produzca en medio de la sequía sino también la calidad del grano que ya está siendo afectada por la falta de precipitaciones.
Los productores agrícolas, en tanto, mantienen sin vender alre dedor de 8 millones de toneladas de soja de la campaña 2021/22. Hacia adelante nada hace prever que ese grano sea comercializado, incluso semanalmente las ventas totales del sector alcanzan apenas las 50.000 toneladas.
Es que la volatilidad del mercado de cambios, sumado al incremento de la brecha entre el dólar oficial y los paralelos desalienta la posibilidad de comercialización.
Es por ello que resuena cada vez más fuerza en el campo que el Gobierno buscaría en el corto plazo el lanzamiento de un cambio diferencial por tiempo acotado, como sucedió con las dos ediciones del Dólar Soja, para acelerar la venta de esas 8 millones de toneladas de la campaña pasada y empalmar además el ingreso de dólares de la nueva cosecha que llegarían a partir de abril próximo.
Por lo pronto, la buena noticia es que tras las lluvias de los últimos días continúan mejorando los cuadros sembrados con maíz y soja, sobre todo en la región núcleo y eso puedo significar un freno considerable a la sequía y por ende al recorte productivo que podría seguir avanzando.
Si bien todavía hacen falta mayores precipitaciones y la caída productiva que ya se ejecutó es una realidad inexorable, hacia adelante la ilusión de que la soja y el maíz detengan su caída de rindes es una ventana de esperanza para el campo y por supuesto para la economía en general.
Por Yanina Otero