Inflación de alimentos: por qué se desacelera en América Latina, pero no en la Argentina
En promedio, en el país es 6 veces más alta que en el resto de la región. Recientes bajas de commodities agrícolas y diferentes políticas cambiarias explican en parte las diferencias
Un estudio sobre los precios de los alimentos en 11 países de América Latina detectó que la inflación de los mismos se desaceleró en la región, con una notable excepción: la Argentina.
Se trata de un informe de Juan Manuel Garzón y Tobías Lucero, investigadores del Ieral de la Fundación Mediterránea, quienes monitorearon lo que viene sucediendo con los precios finales de los alimentos en la Argentina, Brasil, Chile, Uruguay, Colombia, Perú, México, Costa Rica, Ecuador, Paraguay y Bolivia, desde enero de 2020 hasta octubre de este año, para chequear su dinámica comparar el caso argentino, con foco en la división "Alimentos y bebidas no alcohólicas" de los Índices de Precios al Consumidor (IPCs) de los 11 países considerados e información de las respectivas agencias estadísticas
El rubro incluye productos altamente transables, como carnes, lácteos y aceites y también otros menos sujetos al comercio exterior, porque en general se producen cerca de las ciudades y se consumen en la propia región, debido al alto costo de transporte, como el caso de muchas hortalizas.
El estudio precisa que la inflación en alimentos y bebidas en la Argentina promedió el 3,5% mensual en 2021 y el 6% en los primeros 10 meses del 2022, mientras que en el promedio de los otros 10 países los guarismos fueron 0,6% y 1% mensual respectivamente.
En compañía, pero liderando
Las mayores tasas de inflación de alimentos este año no son un fenómeno aislado, pero los autores subrayan que la diferencia de magnitud entre el caso argentino y los demás países no solo es muy alta y llega a 8,7 veces si se compara con los de Bolivia y Ecuador y a 7 veces con Paraguay.
Cómo puede observarse en el gráfico, el ritmo mensual de inflación de alimentos declinó en el último bimestre en 9 de 11 países estudiados. Las excepciones fueron la Argentina y, de lejos, Bolivia
El valor mediano de diferencia (aquel que deja una mitad de los países por debajo y la otra por arriba) fue de 5,5 veces en 2021 y de 5,9 veces en los primeros 10 meses de este año. El valor máximo se verificó en 2020, cuando la brecha entre la inflación de alimentos en la Argentina y sus pares regionales fue de 8,5 veces. Fue el año en que el gobierno argentino se jactaba de haber reducido la inflación del 53,8% de 2019 a 36,1% con una cuarentena de 8 meses, una caída de 9,9 del PBI y un contexto en el que la inflación mundial se redujo de 3% a menos de 1,5% y el precio del petróleo, proxy más usual de los costos de la energía, llegó a registrar valores negativos.
En relación a 2021, dice el estudio, la brecha de inflación argentina de alimentos aumentó con respecto a 5 países, se achicó en relación a 4 y se mantuvo estable en relación a 1 (Brasil). Pero en los casos en que la brecha disminuyó (Chile, Bolivia, Costa Rica y Ecuador), no fue porque la inflación se desacelerara en la Argentina (de hecho, aumentó) sino por una "aceleración relativa" de la inflación en esos países.
Bimestre fatal
Lo más relevante y actual, sin embargo, es lo que viene sucediendo en los últimos dos meses, notan Garzón y Lucero: mientras la región registra una "significativa desaceleración" del ritmo de los precios, la Argentina marcha raudamente a contramano. Lo atestiguan los datos oficiales: mientras la inflación promedio mensual regional fue de 1,1% mensual entre enero y agosto, bajó al 0,6% mensual en el bimestre setiembre-octubre). En términos anualizados, equivale a pasar de una inflación del 15% al 8%, mientras que en la Argentina el mismo ejercicio (paso del 5,9% de inflación mensual en los primeros 8 meses al 6,4% en septiembre-octubre) equivale haber pasado de una inflación anual del 100 a otra del 110 por ciento.
La última columna de la tabla muestra cuánto más alta es la inflación de alimentos de la Argentina respecto de cada uno de los otros países del estudio
A modo de ejemplo, el estudio menciona que en Brasil y Uruguay los precios de los alimentos pasaron de crecer 1% mensual hasta agosto a estabilizarse por completo (inflación 0%) el último bimestre. Paraguay pasó del 1 al 0,3% mensual, Perú del 1,1 al 0,6 por ciento. El único que acompañó la aceleración de la inflación de alimentos de la Argentina, fue Bolivia, aunque desde lejos: pasó de 0,5 a 1,3% mensual.
¿A qué obedecen estas disparidades? Un primer factor es que los precios internacionales de materias primas agropecuarias y alimentos tuvieron subas importantes en 2021 y a principios de este año, con un pico en marzo, el mes inmediato posterior a la invasión de Rusia a Ucrania. Pero luego se estabilizaron y empezaron a retroceder, "en más de un caso a niveles de fines de 2021 e incluso anteriores".
Realidad vs sonsonete
De hecho, precisa el trabajo, la canasta que monitorea FAO, la agencia de Naciones unidas sobre temas de alimentación, un mix de precios mundiales de carnes, lácteos, aceites, granos y azúcar, cuyo valor había subido 19% en el primer trimestre, en los 7 meses siguientes acumuló una baja del 15% y en octubre se situó apenas 2% del valor de hace un año. El sonsonete de la "inflación mundial de alimentos" al que aún recurren voceros oficiales para explicar la situación argentina quedó desactualizado. Ese mismo contexto, dicen los autores, está detrás de la desaceleración de la inflación de alimentos en casi todos los países de la región, amén de cuestiones de política económica de cada país.
La evolución del índice de materias primas agroalimentarias y alimentos que elabora FAO muestra que el pico de precios fue en marzo; desde entonces, el indicador lleva 7 meses consecutivos de caída
El segundo factor es la política cambiaria. En la mayoría de los países los tipos de cambio oficiales se estabilizaron pues el envión inicial del aumento de las materias primas les permitió mejorar sus cuentas externas y re-apreciar en parte sus monedas. Así sucedió en Uruguay, Brasil, Perú, México, mientras que en la Argentina y Colombia pasó lo contrario: la suba del dólar se aceleró: al 6% mensual en caso argentino y al 4,8% en el colombiano. En promedio, precisa el estudio, la variación nominal mensual de las monedas de la región es de -0,1% este año, contra 0,4% mensual en 2021.
En definitiva, si bien en la región la inflación de alimentos pasó de un aumento mensual promedio de 0,6% en 2021 a 1% en los primeros diez meses de 2022, la tendencia reciente es desandar el camino inflacionario, mientras la Argentina lo profundiza, como muestra el contraste entre una "significativa desaceleración" en el último bimestre en la región, contra una aceleración en la Argentina y, en menor medida, Bolivia.
En el conurbano
En el conurbano bonaerense la situación es más acentuada. Según el Índice Barrial de precios que elabora el Instituto de Investigación Social, Económica y Política Ciudadana (Isepci) relevando mensualmente los precios de 57 productos de la Canasta Básica de Alimentos en 900 comercios de cercanía de 20 distritos del conurbano bonaerense, en octubre el aumento de los precios fue del 7,74% y llevó la canasta básica de una familia de 2 adultos y 2 menores a $55.172,4, umbral de la indigencia. En octubre de 2021, dice el Isepci, la misma CABA valía $29.515,3, lo que implica que en 12 meses el aumento fue del 101,4%, con las frutas y verduras liderando el ranking de aumento anual (158%), seguidos por los productos de almacén (103,45%) y las carnes (72,9%).
La política económica del gobierno no solo quedó así a contramano de la región en materia de "inflación de alimentos", sino que esta vez ni siquiera tiene el recurso de culpar a oligarcas ganaderos, frigoríficos y carnicerías.