"Si bien no hay nada para festejar, hace unos años ni siquiera se hablaba del tema"
Pese a que el proyecto de ley perdió estado parlamentario por tercera vez, ignorando los múltiples reclamos por su tratamiento en el Congreso, la movilización por la defensa de estos ecosistemas esenciales sigue en pie. "Ya es parte de lo cotidiano"
En el Día de los Humedales, si bien no hay nada que festejar porque la tercera no fue la vencida y el tema volvió a perder estado parlamentario en el Congreso, sí nos parece que hay que seguir encontrándose y seguir activando la lucha. A veces nos dicen que somos pocos. Pero hace unos años ni siquiera se hablaba de los humedales. Hoy el tema forma parte de lo cotidiano", destaca Macarena Romero Acuña, miembro de la Multisectorial de Humedales de Rosario, uno de los espacios que reclama por la protección de esos ecosistemas fundamentales para la vida en el planeta.
Para sostener ese impulso, la Multisectorial realiza este miércoles un "Encuentro de visibilización y conciencia" en el puerto y paseo de pescadores «Bocacha Orellano», en Nansen y Arroyo Ludueña. "Es un punto donde confluyen un humedal urbano y el Delta del Paraná, uno de los más grandes del país", señala Romero Acuña y destaca la necesidad de acompañar a pescadores locales, entre los más afectados por el daño a estos ecosistemas.
"¿Por qué ingresó el tema humedales en el cotidiano? Porque casi un 40% del humedal estuvo prendido fuego. Esta afectación a la salud, combinada con la pandemia, empieza a permitir entramar ciertas cosas que nos están mostrando cómo se está afectando al planeta, y que no hay planeta B", alerta la ambientalista. En Rosario "las quemas nunca pararon, desde 2020 no han frenado. Y hay otro proceso que daña los humedales y no es tan mencionado: los emprendimientos inmobiliarios en las zonas de humedales generan modificaciones en los territorios y eso genera inconvenientes. Estamos hablando de islas móviles, un sistema que es permeable, subterráneo. Si a eso le tiramos cemento arriba, es un problema. Esto se combina con el temporal de La Niña, que siempre supuso época de
sequía, pero no podemos dejarlo exclusivamente en ese fenómeno. Hay un proceso más amplio que tiene que ver con el extractivismo y las formas de colonizar que se van llevando los recursos. Así como existen deudas económicas, existen deudas ecológicas".
La Multisectorial de Humedales de Rosario fue la que impulsó, en agosto último, una caravana en kayaks por el Río Paraná hasta Tigre, que mutó en marcha hasta el Congreso para reclamar el avance del tratamiento de la Ley de Humedales. A fin de año, la iniciativa perdió estado parlamentario por tercera vez, luego de 2013 y 2016. Tampoco fue incluida en el temario de sesiones extraordinarias para este mes, como era solicitado por organizaciones ambientalistas y comunales de distintos puntos del país. Sin embargo, el reclamo sigue en pie. "Estamos interconectadas las organizaciones ambientales y eso es fundamental. Eso creció en este tiempo y es re importante no invisibilizar la lucha", remarca Romero Acuña.
El 2 de febrero fue establecido como el Día Mundial de los Humedales en conmemoración de la firma de la Convención Internacional sobre los Humedales (Convención Ramsar), con el objetivo de concientizar a la sociedad sobre la necesidad de proteger a estos ecosistemas, claves para el funcionamiento de la naturaleza y el bienestar de los seres humanos en su conjunto.
Según información difundida por la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN), se estima que el 40% de la biodiversidad mundial vive o se reproduce en ellos. En la Argentina ocupan un 21,5% del territorio. Funcionan como grandes filtros depuradores y reservorios de agua dulce, amortiguan los impactos de las lluvias y almacenan más carbono que ningún otro ecosistema. También se encuentran unidos a diversas culturas y tradiciones.
"Argentina necesita una Ley de Humedales que establezca presupuestos mínimos de protección ambiental para estos ecosistemas que siguen siendo vistos por algunos sectores de la sociedad y parte de la dirigencia política como tierras de descarte que tienen que modificarse y rellenarse para diversos usos productivos", plantea Ana Di Pangracio, directora ejecutiva adjunta de FARN.