Uruguay y Chile, los menos corruptos "en un continente corrupto"
Uruguay sumó dos puntos desde 2020 y se sitúa como el "menos corrupto en un continente corrupto".
La corrupción en América Latina es uno de los problemas que más se habla en la agenda de la región luego de una década de grandes operaciones judiciales que expusieron sendas tramas de corrupción que involucraron gobiernos y empresas por igual. Según Transparencia Internacional (TI), la corrupción lleva más de una década enquistada en Latinoamérica con escasos avances y muchos retrocesos en materia de democracia y derechos humanos.
TI publicó este martes la décima edición del Índice de Percepción de la Corrupción (CPI) de 2021, en el que alertó del deterioro especial en materia de este índice en Centroamérica, donde avanza el autoritarismo. Sin embargo, también habla de los datos de la última década en democracias consolidadas como Chile o Uruguay, los mejores del ránking de la región más desigual del planeta.
Uruguay y Chile encabezan esta lista con 73 y 67 puntos respectivamente sobre un máximo de 100, mientras que Venezuela (14) y Nicaragua (20) siguen siendo los países más corruptos de la región según el CPI.
Prácticamente ningún país puede presumir de mejoras importantes en estos últimos diez años en los que se lleva publicando el índice, puesto que la gran mayoría apenas han registrado avances o incluso han retrocedido en la clasificación que TI elabora cada año.
Uruguay sumó dos puntos desde 2020 y se sitúa como el "menos corrupto en un continente corrupto".
A estos países le siguen Costa Rica, con 58 puntos, Cuba (46) y Colombia (39). Brasil y Argentina empatan con un bajo puntaje (38) y luego les sigue Ecuador, Panamá, Perú (36), El Salvador (34), México (31), Bolivia, República Dominicana, Paraguay (30), Guatemala (25) y Honduras (23).
El informe compara la evolución de los países en los últimos 10 años y cuenta que Paraguay es el único que ha mejorado significativamente su puntuación; Chile, Guatemala, Honduras, Nicaragua o Venezuela han caído considerablemente.
Luciana Torchiaro, asesora regional para América Latina de TI, explicó a EFE que este estancamiento no solo "ha socavado la democracia y los derechos humanos", sino que también ha reincidido en los índices de pobreza y desigualdad y afectado a la lucha contra la pandemia.