El 2022 de los aceites vegetales y los biocombustibles ¿Qué se espera?
Los aceites vegetales se encaminan a romper récords de producción y exportaciones en el 2022, lo que podría limitar el rally de precios. Los biocombustibles y la movilidad, perspectivas en un contexto de incertidumbre.
El 2021 se consolidó como un año provechoso para la amplia mayoría de los aceites vegetales, así lo destaca en su último informe la Dirección de Informaciones y Estudios Económicos. «Tanto la producción y las exportaciones, así como los precios internacionales, continuaron a lo largo del 2021 un sendero ascendente. Las perspectivas para el año entrante continúan con buenos augurios», agregan.
Con una proyección de producción de 76,5 Mt, la campaña 2021/22 de aceite de palma sería la de mayor producción y exportaciones de la que se tenga registro. Indonesia y Malasia siguen creciendo y son el corazón del mercado mundial del aceite de palma. Estos dos países del Sudeste Asiático continúan dominando cómodamente la producción global de aceite de palma, concentrando más del 80% del total.
Por su parte, el aceite de soja, parte fundamental del principal complejo exportador de la economía argentina, también muestra perspectivas optimistas. De acuerdo con el USDA, se espera que la producción mundial rompa la barrera de las 60 Mt. De esta manera, también se llegaría a la campaña de mayor producción y comercio exterior de aceite de soja de la historia. Los cuatro mayores productores continúan siendo China, Estados Unidos, Brasil y Argentina, con los primeros tres ampliando su producción. Más allá del alza en el consumo mundial del aceite, se mantiene la incertidumbre sobre el nivel de crecimiento productivo mundial para atender esta demanda. Si la producción mundial crece por arriba del consumo, se llevaría asimismo a un menor dinamismo en los mercados externos.
Argentina se mantendría como exportador líder, logrando por segundo año consecutivo una participación de mercado del 49%. No obstante, se proyecta una baja próxima al 2,4% para las exportaciones de la campaña venidera de aceite de soja argentino.
A nivel local, se siguen con atención las perspectivas del mercado indio, principal destino de exportación del aceite de soja argentino, que ha comprado más del 47% del total exportado en los últimos cinco años. Con proyecciones de alza de producción y stocks de aceite de soja en la India, cabe esperar que este país reduzca sus importaciones y en la campaña 2021/22 Argentina venda un volumen menor a este destino.
Volviendo al plano mundial, los récords no se detienen y el aceite de girasol espera llegar a máximos de producción e intercambio comercial a nivel global. Las cosechas en Rusia, Ucrania y la Unión Europea crecen y apuntalan las hojas de balance de aceite de girasol, contribuyendo a una producción global estimada en 13,3 Mt.
En el plano local, Argentina cultivó la mayor superficie desde 2018/19, pero el retraso en la siembra del norte y la escasez de lluvias en las principales zonas productivas impondrán un límite a la cosecha. Como consecuencia de ello, se estima una caída interanual del volumen de girasol procesado, aunque Argentina intentará aprovechar con sus exportaciones de aceite el gran momento que atraviesan los precios en el mercado internacional. De hecho, a la fecha ya se anotaron DJVE de aceite de girasol 2021/22 por más de 204.000 toneladas, la segunda mejor marca en registros para mercadería nueva a esta altura del año.
El panorama no es tan alentador para el aceite de colza, que espera caer casi un 6% en producción, llegando al mínimo de cinco años. En la Unión Europea, principal productor, y Canadá, principal exportador, se anticipan bajas del 5,4% y 22,7%, respectivamente, en su producción de aceite de colza. Las exportaciones se hacen eco de la merma productiva y esperan caer más de un 13% en la campaña 2021/22.
Dentro de los aceites vegetales que se producen en menores volúmenes, el de maní encuentra a nuestro país en un destacado lugar. Con una proyección de crecimiento superior al 33%, Argentina espera terminar la campaña 2021/22 como el segundo exportador mundial de aceite de maní. De esta manera, sube un puesto en el podio y queda sólo por detrás de la India. El aceite suma dinamismo a la cadena de valor del maní argentino, que viene creciendo con fuerza en producción y exportaciones .
¿Cómo sigue el rally de precios de los aceites?
El 2021 consolida tres años consecutivos de precios al alza para los aceites vegetales. Los precios FOB argentinos del aceite de soja crecen por tercer año seguido por encima del 33% interanual, mientras el FOB del aceite de girasol en puertos nacionales muestra una suba interanual del 23%. El aceite de palma también crece más de un 33% en el año. Y el gran salto se observa en el aceite de colza, que se eleva un 63% en poco menos de doce meses.
De esta manera, el aceite de soja argentino se ubica actualmente en torno a US$ 1.360/t. El aceite de girasol argentino, apenas superando US$ 1.330/t. Por su parte, el aceite de palma malayo se ubica levemente por encima de US$ 1.220/t, mientras el aceite de colza rompió su récord y supera US$ 1.820/t. Cabe destacar que, ninguno de estos aceites superaba los mil dólares por tonelada al iniciar el año 2020. En este sentido, la demanda global de aceites vegetales se ha disparado en el contexto de la pandemia, en un marco de producción menguante para la palma y el girasol y con repuntes insuficientes para la soja y la colza.
No obstante, como destacó Oil World recientemente, un nivel tan elevado de precios no parece sostenible durante el 2022. Los fuertes rebotes productivos y exportadores que se esperan en la campaña venidera esperan poder atender el sostenido crecimiento de la demanda. Esto da señales bajistas para los precios de los aceites de cara a la campaña 2021/22. De hecho, es probable que el sendero hacia abajo ya haya comenzado, considerando que desde finales de octubre hasta diciembre los precios de los aceites de soja, palma y girasol acumulan bajas del 6,7%, 10,4% y 4,5%, respectivamente.
Por su parte, un informe reciente de Rabobank Food & Agribusiness Research muestra un panorama optimista para los próximos años en el mercado mundial de aceite de soja. Se esperan inversiones por casi tres mil millones de dólares en los Estados Unidos con el objetivo de ampliar la capacidad de molienda de soja. La ampliación productiva estadounidense ambiciona atender la elevada demanda de biocombustibles.
Sin embargo, no debe dejarse de lado que del procesamiento de soja resultaría también una elevada producción de harina de soja, principalmente desde Estados Unidos. Sin expectativas de un crecimiento de la misma magnitud de la demanda para alimentación animal, un exceso de oferta de harina de soja podría llevar a un escenario de menores precios en el mediano plazo, que perjudicaría muy especialmente a nuestro país, proveedor líder de este subproducto al mundo.
Más movilidad, más biocombustibles
La difusión de la variante Ómicron y sus efectos sobre la economía serán claves para analizar la movilidad de personas y bienes en el año 2022. A pesar de la incertidumbre respecto a la evolución de la pandemia, las perspectivas antes de comenzar el año son mejores que en los últimos dos años.
Con los datos consolidados hasta octubre del 2021, el volumen de biodiesel exportado por Argentina ya supera 1,05 Mt. De esta manera, el acumulado en los primeros diez meses del año muestra el mejor ritmo exportador para el país desde el 2018. No conforme con ello, la mejora de precios internacionales llevó las exportaciones a superar US$ 1.300 millones, el mayor nivel desde al menos el año 2014. El mercado europeo aspira a continuar con una firme demanda de biodiesel argentino en 2022.
No conforme con ello, un escenario de un 2022 con más movilidad de personas aspira a incrementar el consumo de biodiesel aún con la baja de cortes de la nueva ley de biocombustibles. Más allá de ello, el consumo de gasoil se ha mostrado más inelástico respecto al de la nafta, lo que daría sostén a la demanda de biocombustibles aún en un contexto de menor movilidad por un recrudecimiento de la pandemia. Sin embargo, no debe dejarse de lado que los escenarios actuales continúan atravesados por una elevada incertidumbre.
De esta manera, se espera que el año comercial 2021/22 totalice una producción de 1,55 Mt de biodiesel en nuestro país. Así, se proyecta un nivel productivo similar al de la campaña actual, en un contexto de robustecimiento de los niveles de demanda interna, lo que compensaría una leve baja de exportaciones argentinas, desde 1,16 Mt a 1,11 Mt. Considerando el precio promedio del año 2021, el biodiesel aportaría más de US$ 1.346 millones en exportaciones en la campaña venidera.
Completando el panorama de los biocombustibles, en el caso del bioetanol el dinamismo de este mercado depende completamente de la demanda doméstica. Se estima que en el ciclo 2021/22 la industria del bioetanol a base de maíz insumirá 1,4 Mt del grano, en línea con lo ocurrido el anterior año comercial. Al cierre del 2021, el precio del bioetanol de maíz se encuentra fijado en $ 59,35/lt. A diferencia de los valores fijados en otras ocasiones que eran precios mínimos, el valor oficial actual es un precio de adquisición que rige desde el mes de septiembre. El precio fijado en pesos equivale a US$ 0,58/lt, mostrando cierta recuperación tras caer a un mínimo de US$ 0,40/lt en diciembre del 2020. De hecho, el valor actual del biocombustible es el más alto para el mes de diciembre desde 2017.
Sin embargo, a pesar de esta revalorización pautada del bioetanol (valuada a tipo de cambio BCRA), el ratio bioetanol/maíz se encuentra en niveles históricos muy bajos. Ante la sostenida suba del precio internacional del maíz la industria local del bioetanol no ha podido sostener los márgenes de su negocio ya que el precio de su producción no varía según las preferencias del mercado. Actualmente, el ratio bioetanol/maíz se encuentra en 2,37 kilos de maíz por litro de bioetanol.
De cara al 2022, la actividad en la industria del bioetanol no sólo dependerá de la demanda interna para movilidad, sino que estará condicionada por el corte oficial establecido, los precios fijados por el Estado para su producto y la evolución del precio del maíz. En los últimos años, las fluctuaciones de demanda en un contexto de fuerte intervención han reducido la cantidad de empresas productoras. Por ello, la competencia del sector en 2022 estará condicionada por esta serie de variables mencionadas.