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Evitan ingreso de plantas de olivo y almendro y barbados de vid sin documentación a la Patagonia

El Senasa evitó el ingreso a la Patagonia de plantas de diversas especies, que pueden ser vehículo de enfermedades no presentes en la región, que no contaba con la documentación correspondiente.

 El Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) evitó el ingreso a la Patagonia de plantas de diversas especies, que pueden ser vehículo de enfermedades no presentes en la región, que no contaba con la documentación correspondiente.

La mercadería fue encontrada en un camión con acoplado que se dirigía desde la ciudad mendocina de San Rafael hacia El Bolsón, Río Negro, cuyo chofer manifestó que transportaba ladrillos.Luego de que agentes del Senasa del Puesto de 25 de Mayo, La Pampa, le informaran que inspeccionarían la carga, agregó que llevaba material vegetal y presentó su documentación.Durante la inspección se hallaron 370 plantas que no contaban con documentación (olivos, almendros y barbados de vid), además de falta de rótulos en el resto del material de propagación (rosales, durazneros y membrillos), por lo que se procedió a su decomiso.Este tipo de material debe ser trasladado con la documentación sanitaria correspondiente, en este caso el Documento de Tránsito Vegetal (DTV), ya que así se certifica que proviene de establecimientos que han sido inspeccionados y se evita la circulación de material que pueda ser vehículo de enfermedades como el Sharka y la Lobesia botrana, aclaró el Senasa.Para Guillermo Amerio, supervisor del operativo de la Barrera Patagónica del Senasa, "cumplir con los requisitos documentales es cuidar la sanidad y calidad de nuestra producción, ya que nos permite trazar el origen de los productos y evitar la propagación de enfermedades".La enfermedad de Sharka es la enfermedad más destructiva de los frutales de carozo a nivel mundial por los serios daños que provoca en los frutos, impidiendo su comercialización.Por su parte, la Lobesia botrana es una plaga que ataca principalmente el cultivo de vid, por lo que se la conoce comúnmente como "la polilla de la vid", que provoca pérdidas en los volúmenes de producción, menor rendimiento por planta, afectando además la calidad de la fruta tanto para consumo en fresco como para vinificación.Asimismo, favorece el ataque de diversos hongos patógenos que provocan la podredumbre del racimo; y, en uva para vinificar, los residuos que dejan estos hongos transmiten mal olor y sabor a los vinos.Además la uva de mesa con destino a exportación debe dar cumplimiento con tratamientos cuarentenarios internacionalmente aceptados que elevan el costo de producción.

Fuente: Telam