Si la soja aumenta es todo ganancia, si sube la carne, se complica la inflación
Está claro que el principal problema que hoy tiene la Argentina en materia económica es la inflación. Los precios corren por encima de las negociaciones con el Club de París y del Fondo Monetario Internacional (FMI), y también sobre el precio del dólar, relativamente estable en los últimos tiempos
La inflación se lleva puesto todo lo que pasa a su alrededor: el cálculo del presupuesto donde se había estimado una suba de precios de 29% para el año, el freno a la recuperación de la economía, y los índices sociales porque cuando sube la inflación aumenta la pobreza.
Como el precio de la carne aumentó durante abril un 3,4% y un 65% contra el mismo mes del año pasado, de acuerdo a un informe del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA), mientras que la inflación fue casi la mitad, la hacienda, los frigoríficos y los matarifes quedaron en el centro de la escena.
O bajan los precios o se cierra la exportación, palabra más, palabra menos, pensaron en el Gobierno antes de prohibir las ventas de carnes al exterior, situación que se concretó, y por 30 días, el miércoles de la semana pasada a partir de la resolución 75/2021. Como respuesta, el campo resolvió un cese de comercialización hasta el 28 de este mes.
En el Gobierno sospechan de una triangulación en las ventas que implica que el Estado recaude menos y que algunos se queden con un dinero que no les pertenece. De ser real, claro está, tal situación tampoco beneficia a los consumidores.
Pero la solución que encontró el Gobierno, más allá de armar revuelo en el campo, hasta ahora causó el efecto inverso. Menos oferta, precios igual de caros y amenaza de posible desabastecimiento. En el oficialismo confían en que todo lo que pasa está dentro de lo previsible y que hay que esperar unos días para que la oferta se vuelque a los mostradores y, por ende, bajen los precios
Ayer, los matarifes alertaron que puede haber faltantes de cortes de carne la semana próxima de no solucionarse el cese de comercialización dispuesto para protestar contra el cierre de las exportaciones.
El viernes último, hubo una reunión con referentes del Consejo Agroindustrial Argentino integrado por cámaras y entidades que representan a todas las economías del agro y sus industrias, con el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, y la secretaria de Comercio Interior, Paula Español.
La puja se mantiene. Ni el Gobierno ni el campo parecen muy dispuestos a ceder. Así las cosas, la carne no es como la soja, porque la suba de los precios de la hacienda, al tener gran consumo en el país, tiene un impacto directo en la inflación. La oleaginosa, en cambio, se produce pero se exporta casi en su totalidad. La preocupación sigue y la solución todavía no aparece.