Opinión

Opinión. ¡Hay que exportar más!

10 Nov 2020

 El hecho que esta consigna se proclame de viva voz por parte del gobierno actual es al menos un avance. Quiere decir que se comprende que para que ingresen dólares a la Argentina de manera genuina, hay que atraer inversiones y exportar más productos al exterior. Sana matemática.

 Hasta ahí vamos bien. No es un hallazgo académico, pero al menos desnuda que hay una lógica, que de seguir ese razonamiento hasta el final, llegaríamos a las medidas concretas que cambiarían la política económica en pos de lograr el objetivo de aumentar las exportaciones. 

En líneas generales son bien conocidas las políticas que hacen frenar o decrecer las exportaciones. Estas políticas las hemos practicado con insistencia y tozudez por décadas. Los resultados han sido siempre los mismos, y cuando decidimos apartarnos de estos dogmas, pudimos ver en breves plazos de la historia reciente cómo rápidamente se retoma la senda exportadora.

 El decálogo de la política antiexportadora podría resumirse de la siguiente manera:

    1. Macroeconomía con déficit fiscal permanente, que hace percibir a quien va a invertir que hay un tigre hambriento suelto, y que va a necesitar dar un zarpazo cada tanto para satisfacer la necesidad de recursos permanente e insaciable. Léase impuesto a bienes personales, a la "riqueza", impuesto inflacionario, y lo que se tenga que inventar para intentar apaciguar el hambre infinito de un estado infinanciable. Nada espanta mas al inversor que una fiera hambrienta suelta. 
    2. Impuestos a la exportación. Prácticamente único caso en el mundo. Con sus agravantes, las alícuotas diferenciales a medida de quienes tienen capacidad de lobby y logran una prebenda particular. Como sería el caso del diferencial aceitero. Un mensaje de "sálvese quien pueda" que jamás logra que se invierta en producir más y "agrandar la torta" de bienes exportables. 
    3. Intervenir los mercados de manera oficial o bien de manera silente buscando complicidades. Caso trigo, que no hubo prácticamente declaraciones de exportación de ese cereal desde febrero. Con lo cual se da una situación esquizoide, donde declamamos que queremos exportar, pero en realidad no lo permitimos. O bien hacemos los "acuerdos" para que no se exporte. ¿Qué política deparará para la cosecha nueva de trigo? ¿Alguna de las remanidas variantes de "administración de las exportaciones"?
    4. Insistir y presionar para adelantar ventas de los exportadores en momentos que la urgencia lo demanda para arcas oficiales, pero no son momentos adecuados para quienes producen o bien van contramano de la demanda mundial.
    5. Rigidez laboral
    6. Frenar apertura económica. No seguir el impulso de baja AEC (arancel externo común hoy en más del 13 % promedio y con extremos del 35 %) que se estaba acordando reducir fuertemente durante la administración anterior con socios Mercosur. Menores aranceles, son mayores importaciones para poder tecnificarse. Sin tecnología perdemos la carrera de la productividad con nuestros competidores.
    7. Precios máximos
    8. Tipo de cambio diferenciado, o brecha cambiaria. ¿Quién exporta cuando se sabe que el dólar real vale el doble o casi el doble del que recibe quien exporta?
    9. Folklore anti inversor y anti exportador (letra y música) como: "Sustitución de importaciones", "Saldos (y retazos) exportables", "Vivir con lo nuestro", "Mesa de los Argentinos", "Primarización de las exportaciones", "Soberanía Alimentaria" (que va contra normas OMC), en lugar de "Seguridad Alimentaria" aceptada por ONU, "Combatir al capital". Todos mantras sagrados que espantan a quienes quieren invertir, y pueden atraer solo a unos pocos cazadores de prebendas.
    10. Ningunear acuerdos comerciales y (Tratados de libre comercio). No querer ser miembro de la OCDE y de esa manera estar "a salvo" de transparentar información pública para compararla con otros países, a los que si les ha ido bien, o al menos mejor que a nosotros.

    Está claro que dejar de lado estas medicinas es poco apetecible desde lo ideológico para el gobierno actual. En varios casos seria contracultural a los mandamientos proteccionistas y populistas. Pero si realmente queremos exportar más y poner la maquinaria productora al máximo de su dinámica, sepamos que, si insistimos con el decálogo de los dogmas anteriores, o peor si los profundizamos, exportar más va a ser como hacer avanzar el carro con ruedas cuadradas. Y ningún carro avanza con ruedas cuadradas. Ya lo intentamos. Es hora de hacer lo ya probado en el mundo y que también dio resultado las veces que al menos mostramos ir por esa ruta en la Argentina. De esa manera vamos a transitar las vías ya conocidas y demostradas que llevan al crecimiento de las exportaciones. Y así la proclama: ¡Hay que exportar más! Va a dejar de ser una expresión de deseo, y transformarse en realidad concreta para el bien de la economía argentina y de todos.