Cuero a partir de residuos de alimentos
Se trata de un biomaterial flexible hecho de desperdicios de comida que se puede grabar con una variedad de patrones para replicar cueros de animales.
El diseñador vietnamita Uyen Tran ha desarrollado un biomaterial flexible llamado Tômtex, una alternativa de cuero hecha de desperdicios de comida que se puede grabar con una variedad de patrones para replicar cueros de animales.
Según Tran, el material biodegradable es duradero y al mismo tiempo permanece lo suficientemente suave como para coserlo a mano o a máquina.
El diseñador radicado en Nueva York trabaja con un proveedor en Vietnam, que recolecta conchas de langosta, cangrejos y langosta de desecho, así como escamas de pescado. De ellos extraer un biopolímero duro y flexible al mismo tiempo llamado quitina, que se obtiene del exoesqueleto de insectos y crustáceos. Tran lo combina con las borras de café de su propia cocina y de locales vecinos para formar la base de Tômtex.
Tôm significa camarón y hace referencia a las conchas de mariscos desechadas que se mezclan con las borras de café para crear el textil. La mezcla se puede teñir con pigmentos naturales como carbón, café y ocre para crear una variedad de opciones de color, dice el diseñador.
«Crecí en la ciudad de Da Nang, donde se fabricaban predominantemente los textiles de cuero», contó en una entrevista que le hizo la revista de diseño Dezeen. «El cuero se utiliza en muchas aplicaciones en diferentes industrias, pero la gente de todo el mundo está sufriendo la contaminación que causa esta industria».
En un intento por matar dos pájaros de un tiro, Tran desarrolló el sustituto utilizando uno recursos naturales más abundantes: el desperdicio de alimentos. Cada año, la industria mundial de alimentos y bebidas genera hasta ocho millones de toneladas de residuos de conchas de mariscos y 18 millones de toneladas de borras de café de desecho.
«El mundo se está quedando sin materias primas, por eso quiero reutilizar estos desechos en un biomaterial nuevo y accesible para la vida cotidiana para ayudar a las personas a comprender mejor el problema y contribuir a hacer un cambio», explicó Tran.
«Después de mezclar todos los ingredientes, el biomaterial se puede verter en un molde donde se seca al aire a temperatura ambiente durante dos días», describe Tran. «El proceso no requiere calor, por lo que ahorra más energía y reduce la huella de carbono».
Fundamentalmente, en lugar de dejar que el material se cure en un molde perfectamente liso, el diseñador elabora el suyo con arcilla o mediante un proceso de impresión 3D. Esto le permite crear sus propios acabados, que pueden imitar el aspecto de piel de serpiente o piel de cocodrilo, así como adornos más abstractos.
«Tômtex puede replicar cualquier superficie de textura, por lo que hay infinitas posibilidades para el diseño de patrones», dijo el diseñador. «También se puede personalizar para que sea similar al cuero, al caucho o al plástico ajustando la fórmula y la forma de producción. Por lo tanto, las posibles aplicaciones van más allá de la moda, también podría aplicarse en packaging».
El material resultante también es naturalmente resistente al agua, una característica que se puede mejorar agregando una capa de cera de abejas en la parte superior. Cuando un producto Tômtex llega al final de su vida útil, Tran afirma que puede reciclarse o dejarse biodegradar. «El biomaterial reciclado de Tômtex tiene el mismo alto rendimiento y calidad que el original, por lo que maximiza el ciclo de vida del producto y minimiza el impacto negativo en el medio ambiente», explicó.
«Más allá de eso, no creo en diseñar algo que dure para siempre. Si Tômtex termina en el vertedero, se biodegradará completamente en el ambiente natural en unos pocos meses y puede actuar como fertilizante para las plantas».
Fuente: Bioeconomía