Argentina presenta un trigo y una soja resistente a sequía
Fueron desarrollados por el centro de investigación oficial, Conicet, en base al gen HB4 que le da a los cultivos mayor tolerancia a la falta de agua ¿En qué instancia de aprobación están?
Investigadores del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) de Argentina presentaron semillas de trigo y soja resistentes a la sequía.
Son variedades que contienen la tecnología HB4 con la cual las plantas tienen una tolerancia superior en periodos de sequía y un rinde mucho mayor. Como diferencial este gen mejora la capacidad de adaptación de las plantas a situaciones de estrés, sin afectar su productividad.
"Eso no quiere decir que estas plantas crezcan en el desierto. Ningún ser vivo puede vivir sin agua, lo que hace esta tecnología es permitirles tolerar un lapso de tiempo mucho mayor con una ingesta de agua menor a lo largo de todo su ciclo de vida y una pérdida de rendimiento menor", explica Raquel Chan, directora del equipo que logró este gran paso biotecnológico.
En el caso del trigo HB4, si bien ya se han logrado los dictámenes favorables tanto de la Comisión Nacional Asesora de Biotecnología Agropecuaria (Conabia) como del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), su liberación depende de la Dirección Nacional de Mercados Agropecuarios, que analiza el impacto comercial de ser el primer país en el mundo en liberar un trigo de estas características.
Para el caso de soja HB4 en este momento se está a la espera de la aprobación en China porque hay un convenio internacional por el cual ninguna soja transgénica puede salir a la venta en Argentina si China no hace su aprobación -China es el principal importador de soja argentina-.
"Hay que desarrollar tecnologías para que no lleguemos a un momento en el que haya guerras por la comida", advierte la investigadora, reconocida a nivel mundial por su trabajo.
¨Por su parte, con el mismo método de trabajo en el laboratorio se hallaron algunos genes que en el sistema modelo generan características benéficas a nivel agronómico: tolerancia a la inundación, mayor biomasa, tolerancia a insectos, mayor producción de semillas.
El HB4
En 2004 el Conicet y la Universidad Nacional del Litoral (de Santa Fe) patentaron una construcción genética que contenía el gen de girasol Hahb-4 y lo licenciaron a la empresa argentina Bioceres conformando una alianza pública privada exitosa.
Según Chan: "Ellos tienen un know how y una posibilidad que nosotros no tenemos desde nuestro punto de vista científico, primero que son agrónomos y empresarios y nosotros somos biólogos moleculares e investigadores. El manejo de plantas a campo y en laboratorio requiere conocimientos distintos. Además, y muy importante, tienen el conocimiento y experiencia en gerenciamiento empresarial que los científicos carecemos".
En este contexto, a la escasez de alimentos y a las consecuencias del cambio climático se le suma que los cultivos más importantes a nivel mundial -soja, trigo, arroz y maíz- tienen un crecimiento inferior con respecto a lo que aumenta la población mundial. "Hay que desarrollar tecnologías para que no lleguemos a un momento en el que haya guerras por la comida", sostiene Chan, quien es investigadora superior del Conicet, directora del Instituto Agrobiotecnológico del Litoral y profesora titular de la UNL.
Para lograr tal desarrollo se combinaron varias cuestiones: un momento ideal de asociación público-privada, apoyo estatal, empeño de la empresa y de los investigadores para sacar adelante el proyecto en forma conjunta.
"Nuestro tema de investigación iniciado en los ´90 era identificar genes estén involucrados en despertar en una planta una respuesta ante distintos factores que las estresan. Nos centramos en estrés abiótico, que puede ser la sequía que es el más común, pero también pueden ser la salinidad en el suelo, el viento, la extrema temperatura -tanto baja como alta-", explica Chan.
Para ver el proceso que empezó con el estudio de cómo las plantas se adaptan al medio ambiente y que llevó a la tecnología HB4 hay que remontarse a la época cuando Chan junto a su equipo descubrieron un gen del girasol que confiere tolerancia al estrés por sequía, lo colocaron en una planta de Arabidopsis thaliana, que usaron como modelo de laboratorio, y obtuvieron buenos resultados.
El Conicet y UNL -a través del IAL- hicieron una asociación exitosa con Bioceres. Es decir, cada uno hizo su aporte y llevaron adelante un proyecto que fue transformar plantas de soja, maíz, alfalfa, trigo y otros cultivos con el gen Hahb-4 y ensayar y ver si ese gen le generaba tolerancia a la sequía. Estudiar su comportamiento en el invernadero y posteriormente en el campo fue un desarrollo de años en donde participaron especialistas en distintas disciplinas como la biología molecular, la genética, la agronomía y la bioinformática, entre otras. En 2012, se mejoró la tecnología original y se patentó el gen modificado HB4.
"Elegimos como modelo de trabajo el girasol", sostiene la bióloga molecular. De esta manera se propusieron estudiar los factores de transcripción de esta planta que está mucho más adaptada al medio ambiente que otras especies agronómicas que se usan con frecuencia; es una planta que se puede sembrar en lugares muy distintos y tiene un grado de adaptación alto.
Una de las estrategias de estudio para saber qué hace cada uno de los genes es aislar ese gen y ponerlo en una planta que no lo tiene. "Con técnicas de ingeniería genética sacamos un gen particular de los 30 mil que tiene una planta y lo colocamos en una planta que no lo tenía. Después observamos y comparamos cómo se comporta la planta que tiene el nuevo gen con la que no lo posee", dice Chan.
"Espero que otras tecnologías que se desarrollan en el Instituto lleguen y podamos traspasar esta barrera, que se arme un hito. Argentina puede producir tecnología propia, y a partir de ello haya más apoyo para que en otros institutos del Conicet en el país puedan dar ese salto que es pasar del laboratorio hacia el campo".