El Inta prevé que la venta de cosechadoras caerá hasta 35%
Es por el efecto de la sequía que reduciría de 125 mill/tn a 105 mill/tn. La estimación forma parte de un extenso informe sobre el mercado argentino de las cosechadoras.
La sede de Manfredi (Córdoba) del instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria publicó un informe especial sobre el rubro cosechadoras que incluye datos del mercado 2017-2018, aspectos técnicos y mecánicos, innovaciones y tendencias de la máquina del futuro.
En el mismo se realizaron estimaciones respecto de la afectación que tuvo la sequía en la campaña 2017/18 que llevan a especular una caída importante en las ventas de este rubro de las cosechadoras.
El trabajo fue elaborado por Mario Bragachini, Federico Sánchez, Gastón Urrets Zavalía, Fernando Scaramuzza, Diego Villarroel, Juan Pablo Vélez; técnicos del área Mecanización Agrícola del INTA Manfredi.
El informe
El 2017 fue el año récord de inversiones en maquinaria agrícola con 2.200 M/U$S, siendo el principal rubro el de cosechadoras con 550 M/U$S, y que sumando todo el equipamiento, tolvas, cabezales maiceros, girasoleros y draper, casillas y tanques, entre otros, llegó a un total de unos 850 M/U$S en el rubro cosecha de granos (nacional + importado). Para el ciclo 2018 se estima para el mercado de máquinas de cosecha de grano una disminución de inversión del 25 a 35% respecto al 2017, o sea que pasaría de 850 a 580 M/U$S.
Para el 2018, el pronóstico del mercado con "año niña" (leve) anticipaba para este sector una inversión de 800 M/U$S, pero la sequía extrema en algunas regiones de la pampa húmeda ha disminuido la estimación de producción desde los valores iniciales de 125 M/t a 105 M/t, desglosado se estima una disminución de 13 M/t de soja, 5 M/t de maíz y 2 M/t del resto (girasol, sorgo, maní y el trigo de invierno) según datos de la BCBA; eso representa una merma del saldo exportable a valores normales de 4.500 M/U$S.
Como Argentina es un país formador de precio en soja, la sequía argentina produjo un aumento de precio internacional de la soja y el maíz que ayudará a disminuir ese impacto en 1.700 M/U$S por lo que el monto real de caída de exportación sería de aproximadamente 2.800 M/U$S a nivel nacional (esta cifra puede disminuir o aumentar en relación directa al comportamiento del clima y el valor de los granos).
La disminución del ingreso de divisas al país y al sector es importante por la representatividad porcentual de la renta excedentaria re-invertible del sector productor de granos en esta campaña y también en la próxima siembra estival 2018/19. Los efectos negativos son muy diversos, afectando de manera severa en las regiones más castigadas por la falta de agua que fue muy aleatoria.
Es lógico que 20 M/t menos de granos signifique además de menos necesidad y capacidad de inversiones en equipos de cosecha, menos repuestos, menos combustible, menos movimiento de camiones, menos secado y acondicionado de granos, menos empleos y movimiento económico en general en los pueblos y ciudades del interior productivo, generando problemas en efecto cascada.
Luego de estas consideraciones, lo que se estima para el mercado de máquinas de cosecha de grano es una disminución de inversión del 25 a 35% respecto al 2017, o sea pasar de 850 a 580 M/U$S; también este sector "cosecha" representa en un porcentaje importante en la venta de tractores que mueven tolvas que no estaría contabilizados en este cálculo.
El crédito con tasas convenientes, la intervención del Estado con medidas paliativas y también estimuladoras de inversiones en maquinaria fabricada en Argentina (60% superior de integración nacional), podría ser estratégico para mantener el empleo industrial del sector del cual se sustentan muchos pueblos y ciudades del interior productivo.
Situación
Durante 2017 el mercado de cosechadoras estuvo compuesto por 10 marcas comercializadas a través de 6 empresas que ofrecieron 42 modelos cubriendo el rango de las Clases 4 a la 10, es decir con máquinas que van desde los 185 hasta los 640 HP. A ese listado se suman otros 5 modelos disponibles en el país que no registraron operaciones de ventas durante el año.
El mercado de equipos de cosecha tiene como principal usuario al contratista prestador de servicios, que efectúa el 65% de la cosecha con gran eficiencia y mucho profesionalismo, adoptando gran parte de las tecnologías y recomendaciones que promueve el INTA para reducir pérdidas y mejorar la calidad del grano, evitar huellas y compactaciones en lotes de siembra directa y distribuir uniformemente los residuos de cosecha, además de las sugerencias para limpieza de cosechadoras para evitar la diseminación de semillas de malezas resistentes.
Prospectivas
Frente a una menor producción de soja/maíz se ve un poco incierto el futuro de este rubro y será casi imposible llegar al récord de 850 M/U$S que alcanzó en el 2017 (cosechadoras, cabezales, tolvas, tractores específicos y otros equipos menores).
Por efecto negativo del impacto de la sequía en la zona núcleo las estimaciones indican al menos una caída de inversión a 640 M/U$S en este sector, una merma del 25% de la inversión dolarizada en lo que resta del 2018 y enero-febrero del 2019.
Hasta que se evidencien definiciones de la futura cosecha gruesa 2018/19, el mercado estará frío.
Estas estimaciones están fundamentadas en los supuestos de que existe una gran disparidad de realidades productivas, zonas con 4.000 kg/ha de soja y maíces de 10.000 kg/ha, y otras en donde directamente no ingresará la cosechadora. Las microrregiones de cosecha normal con buen precio tendrán capacidad de inversión, y los contratistas y productores en contraste con la gran mayoría del área núcleo no tendrán capacidad de inversión en el 2018 pero sí capacidad de endeudamiento y ahí la herramienta del crédito con tasas subsidiadas (públicas y privadas) puede ayudar a pasar el año sin despidos en las fábricas que producen en el país, puestos de trabajos muy vulnerables. Los importadores y ensambladores tienen posibilidades de vender su producción en 70-80 países, en cambio el fabricante local seguirá la tendencia bajista del mercado local.
Aquí surge la necesidad de orientar políticas activas del Estado para jerarquizar y aumentar la competitividad de la industria nacional en esta contingencia de mercado climático y en el mediano plazo. Los que fabrican con más de 60% de componentes nacionales son los que dan los puestos de trabajo de lo cual viven una gran cantidad de pueblos y ciudades del interior productivo.
Además, independizándonos de todo lo antes dicho, una inversión de equipos de cosecha de 850 M/U$S es calculada como óptima para producción de 125 M/t de grano, por lógica se requiere menos inversión para cosechar 105 M/t como puede ser en la presente campaña 2017/18.
Evolución de la cosechadora en Argentina
El mercado de cosecha merece algunos comentarios de lo ocurrido en los últimos años, donde la potencia media, ancho de cabezal, y capacidad de tolva, fueron creciendo a razón de un 6% anual en la última década.
En el año 2000 la potencia media vendida estaba en 200 HP, en el año 2010 el promedio aumentó a 300 HP y en el 2017 la media está en 370 HP. Algo similar sucedió con la capacidad de tolva, la cual pasó de 5500 litros en el 2000 a 8.000 litros promedio en el 2010 y superó los 10.000 litros en la actualidad, con modelos que ofrecen una capacidad de más de 35.000 litros y 28 toneladas.
Respecto al ancho de cabezal se produjo un fenómeno similar, profundizado por la adopción de los draper. Estos diseños de cabezales sojeros/trigueros fueron adoptados debido a la mayor performance que ofrecen cuando el ancho de trabajo supera los 40 pies.
En los cabezales estándar, en la mayoría de los diseños cuando se superan los 40 pies los sinfines concentradores comienzan a presentar problemas estructurales (fatiga de materiales); además que el traslado de la mies cortada desde los extremos del cabezal hacia la embocadura no es uniforme, generándose amontonamientos de material retorcido. Esta situación genera ineficiencias en la alimentación de la máquina, produciendo picos en la demanda de potencia solicitada al motor, por parte del sistema de trilla y también pérdida de calidad de trilla.
En función de esta situación, se volvió hacia diseños con lonas acarreadoras, pero esta vez construidos en base a compuestos que le otorgan mayor durabilidad. En nuestro país, la historia de los cabezales draper se inició hace más de 10 años, existiendo en la actualidad un mercado de 10 empresas que permitieron equipar 1700 cosechadoras con este tipo de cabezales, a las que hay que sumar 140 reformas de cabezales a sinfín transformados a lona. Se debe destacar los importantes aportes y desarrollos que ha hecho la industria nacional para la difusión y adopción de los draper (varias patentes internacionales).
Este crecimiento en tamaño que se evidenció en los últimos 10 años, fue acompañado con la incorporación de una serie de equipamientos hidráulicos y electrónicos, electrónica de hardware que conectados con software específicos y actuadores permitieron la automatización del funcionamiento, mantenimiento y regulación de la cosechadora en el campo.
El valor promedio de las cosechadoras también creció; de U$S 200.000 por unidad en promedio en el 2000 pasamos a un valor promedio de U$S 380.000 en el 2010 y a U$S 550.000 en la actualidad. Está claro que si se evalúa precio dolarizado, prestación t/h ó ha/h las cosechadoras del mercado argentino disminuyeron el costo relativo o el valor relativo por tonelada o por hectáreas procesadas en los últimos 10 años.
Analizando el historial de ventas anuales, se puede afirmar que el mercado argentino de cosechadoras se ha tornado en un mercado irregular, que comercializa 1041 unidades por año (promedio de los últimos 10 años), pero con variaciones que van desde 622 a 2017 unidades anuales. Es por ello que este mercado no presenta una tendencia marcada en cuanto al número de equipos que se incorporan al parque anualmente.
Evolución del mercado argentino de cosechadoras de los últimos 24 años en unidades/año. Fuente: INTA (relevamiento propio) y AFAT.
En el mercado argentino de cosechadoras de granos existe una gran variación interanual en las ventas. Esto se debe a que en muy pocos años se superó el nivel mínimo de reposición de 1.000 cosechadoras/año, el cual es el número de unidades vendidas por año que debería lograrse para satisfacer la demanda de cosecha en tiempo y forma para una producción de 125 M/t. de grano por año.
Este valor de reposición anual se ha mantenido constante a lo largo de estos años analizados debido a que si bien el tamaño de las cosechadoras promedio aumentó significativamente en potencia y capacidad, también aumentó el área de cosecha y la producción en los últimos 28 años analizados.
Luego de un 2015 donde sólo se habían comercializado 622 unidades y se produjo una caída del 20% respecto al año 2014, el mercado de cosechadoras tuvo una reactivación en 2016 en el cual se incrementaron las ventas en un 47% y que se extendió en 2017, superando en un 15% ese muy buen nivel de ventas. Esta situación responde a los pocos equipos que se habían incorporado al parque en los años 2014 y 2015, principalmente por la baja de precios en soja, maíz y trigo. Además, durante el 2015 no se vendieron más cosechadoras porque no había disponibilidad en tiempo y forma por problemas de límites de importación (balanza comercial).
Si bien este rubro ha evidenciado un crecimiento mayor al 50% en los últimos dos años, Argentina debe continuar renovando e incrementando su parque actual, el cual ronda en las 24.000 cosechadoras en actividad, dentro de las cuales el 40% son axiales y se encargan de cosechar alrededor del 65% del área.